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Cuatro fanáticos religiosos, entre ellos un español, condenados a muerte en Túnez

Un tribunal militar de Túnez condenó ayer a pena de muerte a cuatro integrantes de un grupo de fanáticos religiosos, uno de ellos español, que pretendían crear en este país una banda armada inspirada en la libanesa Yihad (guerra santa) Islámica, pero de obediencia autónoma, según declaraciones efectuadias por los acusados ante el juez.

El súbdito español, uno de los dos condenados en fuga, es un especialista en artes marciales de nombre José Miguel Vergara, de unos 30 años, a quien los servicios secretos españoles perdieron la pista hace un año, justamente cuando se supo que frecuentaba mezquitas de barrios y círculos fundamentalistas de la capital tunecina. En el juicio quedó demostirado que Vergara, que utiliza sus nombres cristianos traducidos al árabe (Yussef Mijail), entrenaba componentes de este grupo, a veces en el manejo de armas blancas, aunque su condena lo ha sido por contumacia.Además de Vergara, los cuatro condenados a muerte por el tribunal militar son el jefe de la banda, Habib Dhauj, de 31 años; el teniente Jilani Uachachi, de 24, y Haj Mohamed Lazres, de 34 y en paradero esconocido. Todos ellos son tunecinos, al igual que los otros 20 condenados, entre los que se encuentra un menor de edad llamado Ali Ayadi.

Vergara apareció en Túnez hace un año al ser reclamado por otro español. Pedro Antonio García Gómez, de 28 años, pintor de profesión y natural de Cazorla (Jaén), convertido al islamismo con el nombre de Ibrahim. García Gómez, que procedía de Marruecos y carecía de pasaporte, se presentó en la Embajada de España en estado de semiinconsciencia y con con síntomas de haber recibido una fuerte paliza.

Tras ser auxiliado por el personal de la cancillería fue internado, debido a una crisis nerviosa, en el centro psiquiátrico de La Manuba, en Túnez capital, donde permaneció unos días, y posteriormente fue repatriado a España. Con anterioridad había solicitado la presencia de su amigo Yussef Mijail, que compareció dos días después y le ayudó a calmarse con métodos que calificó como terapeúticos pero que, segun testigos, eran más bien prácticas de homosexualidad.

García Gómez, que al igual que Vergara habla algo de árabe y al menos demuestra tener conocimientos del Corán, declaró que había sido golpeado por la policía tunecina, hecho que ésta negó y demostró días después; oficialmente con la inexistencia de un atestado por detención. Sin embargo, fuentes oficiosas de la policía reconocieron a nivel privado que efectivamente éste fue golpeado por un grupo de agentes, pero a instancia suya ya que le producía "placer sexual".

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