El callejón sin salida chipriota
LE MONDE( ... ) Desde 1974, año de la operación Attila, en la que las tropas turcas desembarcaron en Chipre y se apropiaron del 40% del territorio, la situación ha evolucionado sobre el terreno, pero continúa desesperadamente bloqueada en el plano diplomático.Actualmente, los miembros de las dos comunidades se han reagrupado: los griegos del Norte se han ido de sus ciudades, y pueblos para reinsertarse en la parte sur de la isla, los turcos "subiendo" hacia el Norte buscando la protección de las tropas de Ankara. Una frontera estanca que separa las dos partes de Chipre divide Nicosia aún más que Berlín. (...)
Con el paso de los años se ha acrecentado el desequilibrio entre el Norte y el Sur. Mientras la parte griega conocía una notable expansión económica, debido sobre todo al repliegue sobre Nicosia y Larnaca de las empresas occidentales instaladas en Beirut, la integración de hecho del Norte a Turquía provocó la desorganización de la economía, la casi total desaparición de los ingresos por turismo y la baja del nivel de vida de la población...
En esta tesitura, la comunidad internacional confió a Javier Pérez de Cuéllar, secretario general de las Naciones Unidas, el encargo de elaborar un compromiso aceptable para las dos partes, salvaguardando al mismo tiempo la independencia y la unidad del Estado y los derechos de cada una de las dos comunidades.
Lo intentó una y otra vez, pero en vano. El último documento que propuso, el pasado 12 de junio, a la aprobación de los dos dirigentes, Kyprianu por parte de los chipriotas griegos, y Denktash por los chipriotas turcos, se enfrenta al rechazo griego. No es posible iniciar una negociación sobre la puesta en marcha de un Estado federal que cubra las dos partes de la isla sin establecer previamente un calendario para la retirada de las tropas turcas, fue la contestación de Kyprianu. Cuenta con el apoyo sin reservas del primer ministro griego, Andreas Papandreu, que parece no estar dispuesto, no sólo en relación con el problema chipriota, sino en la totalidad del contencioso greco-turco, a propiciar compromisos.
Frente a este bloqueo, las grandes potencias se encuentran bastante molestas: las occidentales, y sobre todo Francia, quieren poner fin a este contencioso sobre la base de las propuestas del secretario general de las Naciones Unidas. La URSS complica aún más el asunto pidiendo la retirada de las tropas británicas de las dos bases soberanas que Londres conserva en la isla.
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