La visita del líder turco Ozal a Chipre provoca la ira en el sur de la isla
Los turistas, abotagados por el sol, el kebab y los buenos vinos de la isla de Afrodita, ni se enteraron, pero la jornada de ayer ahondó un poco más las diferencias que separan a las dos comunidades que históricamente han cohabitado en Chipre: los mayoritarios griegos y los minoritarios turcos. La visita del primer ministro de Turquía, Turgut Ozal, a la autodenominada República Turca de Chipre del Norte provocó una discreta, pero no por ello menos sincera, ira entre los grecochipriotas. Esa república, proclamada en 1983, sólo es reconocida por Ankara; para el resto del mundo, grecochipriotas a la cabeza, no existe.
Desde que Turquía invadió el norte de Chipre, en 1974, la capital de la isla mediterránea está dividida en dos, como Berlín o Beirut. Y al igual que en la metrópoli libanesa, la demarcación entre unos y otros se llama línea verde. Las semejanzas entre ambas líneas verdes van más allá del nombre. Las dos separan a cristianos (maronitas, en Líbano; ortodoxos, en Chipre) de musulmanes, y las dos hacen honor a su denominación, es decir, son fronteras o frentes con nutrida vegetación.Ayer, los soldados de la ONU (pantalones cortos, camisetas y boinas en distintas gamas de azul) informaban a las escasas personas que intentaban pasar del sector griego de Nicosia que mejor es intentarlo la próxima semana". Pero los muchachotes australianos y canadienses no se oponían a que el curioso lo comprobara por sí mismo. El curioso encontraba ante la barriada del Ejército grecochipriota a decenas de militantes socialistas que, de muy buenas maneras, le decían que lo sentían mucho, pero que por el momento no se podía atravesar al otro lado.
Si se les pedía, los jóvenes grecochipriotas daban la explicación, una ampliación de las pancartas que exhibían. Ayer comenzó la visita a la parte turca de Chipre del primer ministro del Gobierno de Ankara, Turgut Ozal, la primera que efectúa al lugar en sus dos años y medio en el cargo. Ese gesto ha sido considerado por la mayoría grecochipriota de la isla como "una nueva invasión", en palabras del presidente del comité de refugiados, Christos Artemioos.
A lo largo de esta semana se han producido diversas manifestaciones de protesta en el Chipre griego. E incluso ayer, a las 10 de la mañana, la casi totalidad de los trabajadores pararon durante 10 minutos. Casi todas las fuezas políticas han coincidido en dirigirse a Javier Pérez de Cuéllar, secretario general de la ONU, para que levante acta de esta acción provocadora, opuesta al proceso de paz en la isla". La oficina de Pérez de Cuéllar ha respondido calificando la visita de Ozal de Iamentable" y añadiendo que "sólo hay un Estado y un Gobierno en Chipre -reconocidos por la ONU", esto es, el fundado por el arzobispo Makarios y cuya presidencia ostenta hoy Spyros Kypriano.
Protesta tranquila
En cualquier caso, ha sido una protesta tranquila. Tal vez para no alarmar a los turistas de cabellos rubios, que son una de las más sólidas bases de la economía isleña; quizá por el calor que ahogaba la región; en alguna medida porque los chipriotas han heredado de ocho décadas y pico de colonización británica un gusto por la flema y las buenas maneras del que carecen los libaneses. En lo único en que se está de acuerdo a uno y otro lado de la línea verde chipriota es en que los vehículos deben circular por la izquierda.De modo que los turistas (730.000 en 1984) no se dieron cuenta. La mayoría pasó el día en las playas de Larnaca, Aianapa y Limasol, y los que se aventuraron por el interior, por Nicosia, pasearon por las calles comerciales en busca de un pope ortodoxo al que fotografiar.
Con bastante probabilidad, los turistas no conocían la historia de la isla. En sus guías no viene que Chipre se independizó del dominio británico en 1960, tras cinco años de lucha guerrillera. Y no se menciona a Markos Dragos, el héroe cuya estatua marca precisamente el comienzo de la línea verde de Nicosia por el lado griego. Más allá están los turcochipriotas con su bandera blanca con media luna y estrella rojas. Y, los grecochipriotas, enseña también blanca con mapa anaranjado de la isla. En medio, el luchador independentista, en trance de arrojar una granada.
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