'Funcionarios a la fuerza'
Quiero explicar la enriquecedora experiencia que he vivido gracias a ser designado vocal de una mesa en las pasadas elecciones. Parto de considerar la necesidad de que unos ciudadanos imparciales participen en el proceso electoral y en el control de las votaciones, pero no creo de ninguna manera que se les haga ejercer de funcionarios baratos, obligados, e incompetentes en el buen sentido de estas palabras.La jornada laboral de trabajo resultó excesiva, pues iba de las 8 de la mañana a las 12 de la noche; al precio que deben estar las horas extras de los funci onarios, las 2.500 pesetas de compensación salarial y la frugal comida resultaban irrisorias. Por otra parte, para personas no preparadas ni física ni intelectualmente para este caso, el agotamiento, el nerviosismo y la impotencia podían crear situaciones tensas y muy graves, especialmente para el presidente de mesa, sobre el que recaen excesivas y complicadas tareas burocráticas y judiciales.
Una vez cerrados los colegios cara al público, empezó la dura batalla del recuento de votos, que resultó excesivamente complicada para el caso del Senado. La infinidad de voluntarias y solidarias manos inocentes que llegaron a aparecer para ayudar, haría temblar a más de un político legalista. Pero el verdadero calvario llegó, tras una agotadora jornada, a la hora de rellenar las actas por centuplicado y de llevar personalmente la documentación a los juzgados.
Como demócrata, creo que este delicado e importamente momento se merece mejores recuerdos, y pienso las soluciones a todos esos problemas no serían excesivamente complicadas.-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.