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LAS CONSECUENCIAS DE LAS ELECCIONES

Benegas teme que la crisis del PNV llegue a provocar unas elecciones anticipadas en Euskadi

El Gobierno vasco estudió ayer, en su reunión semanal en Vitoria, la situación creada en Euskadi por los resultados electorales y el recrudecimiento de la crisis del PNV, en el que se sigue incrementando la tensión entre los dos sectores enfrentados. La posibilidad de que una ruptura fuerce el adelanto de las elecciones autonómicas y un PNV dividido pierda la mayoría ha provocado fuerte preocupación en sectores del del PSE-PSOE -incluido su secretario general, Txiki Benegas-, que podría verse obligado a gobernar con la oposición de todo el espectro nacionalista y con algunas instituciones claves en manos de otras fuerzas políticas.

El Gobierno vasco no pudo entrar a fondo en el análisis de la situación poselectoral el pasado martes por la ausencia de su presidente, José Antonio Ardanza. El retraso ha permitido abordar con mayor distanciamiento una situación inesperada para el Ejecutivo, cuya primera reacción ante la pérdida de votos fue de perplejidad.La figura del lendakari ha resultado inevitablemente deteriorada. Tras el voto mayoritario en Euskadi contra la OTAN, para la que Ardanza había pedido el sí, la imagen del presidente fue profusamente empleada en la campaña electoral, casi más que la de los candidatos, con la intención de asimilarla a la prevista victoria. El resultado fue el contrario. Las cabezas políticas del Gobierno constataron además que el enfrentamiento en el PNV entre oficiales y críticos no podía ser reabsorbido simplemente con el paso del tiempo y sin coste político apreciable, y, en segundo lugar, que el reverdecimiento de la crisis y la posibilidad de una ruptura deja en manos de los partidarios de Carlos Garaikoetxea, que cuentan con la mitad del grupo parlamentario nacionalista en Vitoria, la estabilidad del propio Ejecutivo.

Benegas toma partido

Aunque el Gobierno ha insistido oficialmente en que no existe disposición a la convocatoria de elecciones anticipadas, fuentes de Ajuria Enea advierten que tampoco está dispuesto a resistir a cualquier precio. "No vamos a seguir por seguir, y si la oposición quiere apretar las clavijas o fallan los apoyos parlamentarios será el país el que tenga la última palabra", añaden.

El PSE-PSOE ha tomado nota de la situación, y ayer, por segunda vez en 24 horas, su secretario general, Txiki Benegas, garantizaba la colaboración de su grupo parlamentario para que Ardanza agote su mandato hasta la primavera de 1988.

Benegas declaró ayer que resulta inconveniente "especular incluso con la idea" de unas elecciones anticipadas que el secretario general de los socialistas de Vizcaya, Ricardo García Damborenea -cabeza visible de la línea crítica a la ejecutiva del PSE-PSOE-, consideraba anteayer casi inevitables. La posición de Benegas refleja la preocupación que ha suscitado en sectores del PSE-PSOE la posibilidad de verse obligados a hacerse cargo del Gobierno de Vitoria sin mayoría absoluta tras unas elecciones anticipadas a las que el PNV concurriera fracturado.

El análisis de estos sectores socialistas subraya que la presencia de una nueva organización compitiendo por el voto nacionalista obstaculizaría cualquier pacto o coalición. También se tiene en cuenta que un lendakari y un Gobierno socialistas tendrían que enfrentarse a la oposición de todo el espectro del nacionalismo y a unas relaciones institucionales complejas.

Las tres diputaciones de la comunidad autónoma están en manos nacionalistas. Los ingresos del Gobierno vasco, que no tiene capacidad recaudatoria propia, dependen de los poderes forales o provinciales, con los que debe concertar los presupuestos cada año en el Consejo Vasco de Finanzas. El desacuerdo en este órgano, de composición paritaria entre las tres diputaciones y el Ejecutivo de Vitoria, requiere para su resolución el voto mayoritario del Parlamento vasco.

Entre tanto continúan los enfrentamientos en el PNV. La ejecutiva de Guipúzcoa hizo suyo el lunes por la noche el documento de los críticos en el que se desautoriza a los órganos regulares del partido para solucionar la crisis y se pide la readmisión de todos los expulsados. En Vizcaya, los cargos públicos del partido en ayuntamientos y en la diputacion foral han expresado su apoyo a la dirección del PNV. En Álava, la Junta Municipal de Vitoria, la mayor de la provincia, ha pedido la dimisión del portavoz de la ejecutiva nacional y presidente del consejo regional, Xabier Aguirre.

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