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Familiares y guardias buscan al hijo del camionero que llevaba ácido sulfúrico

Familiares, guardias civiles de Madrid, Cruz Roja, vecinos y perros adiestrados especialmente continúan la búsqueda del hijo del camionero que transportaba ácido sulfúrico. En el accidente, ocurrido en la mañana del miércoles, en la bajada del puerto de Somosierra en dirección a Burgos, fallecieron el chófer Andrés Martínez Navarro y su esposa, Carmen Gómez Legaz.Protección Civil de Madrid y la Dirección General de Tráfico desconocen la suerte que haya podido correr el niño, que no ha sido encontrado hasta ahora. Los mismos organismos manifestaron que no descartan ninguna hipótesis sobre la vida o muerte de Juan Pedro, de 10 años de edad. Los familiares trasladados hasta el lugar del accidente insisten en asegurar que el niño viajaba con sus padres.

La Guardia Civil volvió ayer a rastrear los alrededores del siniestro. Se barajan las posibilidades de que el niño hubiera sido lanzado por sus padres al ver que el camión se quedaba sin frenos, o que hubiera salido despedido. En el caso de que el niño hubiera sufrido la acción del ácido sulfúrico derramado, su esqueleto permanecería intacto, ya que esta sustancia no destruye los huesos.

Los familiares de las víctimas recorrieron los diversos centros sanitarios de la zona ante la hipótesis de que el niño fuera socorrido por algún automovilista que le recogió tras el accidente.

La carretera N-I, en cuyo kilómetro 94,400 se produjo el accidente, está abierta al tráfico de vehículos, aunque prosiguen en un alto del puerto de Somosierra las tareas de tapar con cal viva la cisterna que contenía el ácido sulfúrico, material corrosivo que reacciona violentamente en contacto con el agua.

Respecto al ácido que cayó a un arroyo del Duratón, la contaminación afecta a 12 kilómetros del río, desde su cabecera hasta Duruelo. Los índices de contaminación se han reducido, aunque persiste la prohibición de utilizar las aguas del río para consumo y regadío.

La Consejería de Agricultura de la Junta de Castilla y León anunció que en los primeros 15 kilómetros, hasta Duruelo, el ecosistema ha sufrido muchísimo y tardará años en recuperarse. Todas las truchas autóctonas de un vedado de la Junta han muerto quemadas.

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