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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Carrillo y los entierros

Las descalificaciones contra el Partido Carlista que Santiago Carrillo ha prodigado en sus mítines electorales -"morralla política", según sus palabras- actualizan algunos hechos no insignificantes de la fase previa a la transición. En el año 72 me encargué, con otrosPasa a la página 14

Viene de la página 13 compañeros del PCE también residentes en Francfort (RFA), de constituir un comité de personalidades alemanas para presidir un mítin de Carrillo. En el acto, en una de las primeras filas, se percibía una nota de subido color, chocante en un acto comunista, pero cargada de significado histórico: cuatro hombres tocados de la boina roja carlista aplaudían los ataques del orador contra el franquismo y el espíritu de la Guerra Civil. Y entonces Carrillo aludió en su discurso, de forma economiástica, al rumbo antifranquista y democrático emprendido por los carlistas de Carlos Hugo. Horas después, en conferencia de prensa que yo traduje, presentó una visión sugerente del momento político y realzó una vez más los méritos del carlismo. Todo ello en perfecta consonancia con la política de Reconciliación Nacional.Por aquellos años, los comunistas veíamos en cada celebración del Montejurra una llamarada de esperanza democrática y saludábamos que el Partido Carlista viniese a compartir no ya sólo la aspiración a la democracia, sino bastantes posiciones de la izquierda. A nadie le causó asombro que fuese después una de las primeras fuerzas en integrarse, junto a los comunistas, en la Junta Democrática.

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Si Santiago Carrillo se halla hoy fuera del PCE, es por sus propias maniobras, pero el tono y los términos de su actual oratoria han bordeado la indecencia política. La estrategia comporta a veces la separación de antiguos aliados, pero no da derecho a tratarlos a salivazos.-

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