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El atracador que mató a un transeunte, en prisión

Amelia Castilla

José Luis Martínez Fernández, de 32 años, presunto autor del disparo que ocasionó la muerte de Antonio Romera Morant, de 30 años cuando paseaba por la calle en la noche del martes, ingresó ayer en el hospital Penitenciario. María del Carmen Díaz, de 30 años, esposa del fallecido, acompañaba a su esposo con sus dos hijas de corta edad cuando éste recibió un disparo a quemarropa en el pecho al tratar de detener a José Luis Martínez, que huía tras cometer un atraco.

La víctima, que trabajaba en las oficinas de una fábrica de maderas, acababa de regresar de su trabajo y salió en compañía de su esposa y las dos niñas, de dos meses y tres años, a tomarse un helado. A, menos de 500 metros de la vivienda, su esposa penetró en una pastelería con una de las niñas. Romera, que la esperaba en la calle, observó a un joven que corría perseguido por un grupo de personas a los gritos de "¡Al ladrón, al ladrón!" (ver EL PAÍS de ayer). Romera se unió a los perseguidores y, cuando estaba a punto de dar alcance al que huia, éste se volvió y disparó contra él a quemarropa. Su esposa y las niñas, que habían escuchado una detonación, salieron a la calle y se lo encontraron tendido en el suelo y con el pecho ensangrentado.Poco después era detenido el supuesto homicida en medio de un tiroteo, en el que éste resultó herido de bala en el glúteo derecho, en la calle del Doctor Esquerdo.

El detenido había perpetrado minutos antes un atraco, en compañía de otro individuo, en un taller de Citroën situado en la calle de Abtao. Al parecer, según manifestaron ayer los empleados del establecimiento, pasadas las ocho de la tarde llegaron al local dos hombres que pretendían comprar un coche de segunda mano barato. "Les dimos la información que pedían y, de repente, uno de ellos sacó una pistola y nos pidió el dinero que había en la caja, unas 6.000 pesetas", aseguró un empleado. "Se querían llevar también un coche, pero nos negamos a, entregárselo". En ese momento apareció el perro que tienen en el establecimiento, Jacky, un pastor alemán que fue acariciado por los atracadores para tranquilizarlo. El empleado aprovechó ese instante para salir corriendo hacia la calle llamando a la policía. Los atracadores realizaron dos disparos que no lograron alcanzarle y emprendieron la huida en dos direcciones distintas. José Luis Martínez Fernández corrió por la calle de Granada perseguido por varias personas, y su acompañante, que no ha sido detenido, escapó en dirección a la avenida de la Ciudad de Barcelona.

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