De un Gobierno fuerte

Señor director: acabo de leer su artículo en el número del 15 de junio titulado Un Gobierno fuerte, y no puedo menos que expresarle mi profunda admiración por la oportunidad que en él usted muestra. Yo, por mi parte, ya estaba realmente harto de las peticiones obsesivas por parte de Felipe González de nuestros votos para "comenzar a realizar" sus promesas incumplidas durante los últimos cuatro años. Pero cuando todo llegó a su límite es cuando José María Benegas, en un artículo publicado por su diario hace días, reclamaba algo mucho más allá de una nueva oportunidad: otra mayoría estable.Me parece una vergonzosa arma demagógica este planteamiento. Toda mayoría absoluta es el comienzo del fin de la democracia (con mayúsculas), y la citada petición socialista no quiere decirnos otra cosa más que su creencia acerca de la posesión del método político infalible en sus estructuras e ideología. De lo que me lamento es de que, como dice usted, no exista alternativa seria en estos momentos. Su reflexión sobre la necesidad de renovación de un país desde el poder y la administración, pero precisamente comenzando por mejorarlos a ellos mismos definitivamente, me parece excelente. Tengo la convicción, a pesar de mis 18 años, de que mi voto será perpetua y sistemáticamente utilizado por mí en la ruptura de cualquier tipo de mecanicismo monocolor parlamentario y gubernamental, hacia la consecución del pensamiento del joven, Hegel de que "la verdad está en el todo" y también hacia la consolidación de un sistema dialéctico en el que nuestra prístina voluntad de poder se vea limitada por la relativización resultante de tener que ejercer dicho poder al lado de otras fuerzas coligadas a las nuestras.

Todo esto, unido al posmoderno tema de la superación de las ideologías por la técnica (Heidegger), me obliga a reafirmarme todavía más en mi intención inicial: no importa quién tenga o aspire a la mayoría absoluta. Lo importante es romperla para evitar que creamos que la utopía está en nosotros; pensemos que, si lo que en realidad nos preocupa es el progreso social y no nuestro propio lucro, necesitamos a los otros y a la verdad que ellos tienen para cumplir nuestros objetivos-

Asturias.