Damasco manifiesta que intentará lograr la liberación de todos los rehenes extranjeros en Líbano
Siria se ha atribuido el mérito de la liberación, el viernes, de dos de los ocho rehenes franceses que permanecen aún con vida en poder de grupos radicales shiíes libaneses, y se ha manifestado dispuesta a intentar la puesta en libertad de los rehenes -alrededor de 18- que tienen todavía en su poder esos grupos. Toda la puesta en escena de la liberación de los periodistas Philippe Rochot y Georges Hansen estuvo concebida para hacer resaltar el papel del régimen de Hafez el Assad en la operación. Pero ésta no hubiera sido posible sin el beneplácito de Irán. Jacques Chirac, primer ministro francés, agradeció "a las autoridades religiosas y civiles de los países que usaron su influencia para ayudarnos y en particular a los Gobiernos sirío, argelino y, por supuesto, iraní". Otros dos rehenes, chipriotas, secuestrados en abril, fueron entregados ayer a su embajador, tras ser liberados a instancias del líder Yasir Arafat.
Hacia las 23.05 del viernes, el coronel sirío Hasan compareció en el vestíbulo del hotel Beau Rivage con los dos liberados, que, según su propio relato, habían sido dejados por sus secuestradores en las cercanías de ese establecimiento una media hora antes, El hotel Beau Rivage, en el barrio de Ramlet el Baida, en Beirut Oeste , es el cuartel general de los sirios en la capital libanesa.Después de tres meses y 13 días de cautiverio, los dos miembros de la cadena de televisión Antenne 2 aparecían en buen estadio, aunque algo delgados. Georges Hansen se mostró silencioso y fumó sin parar. Su compañero Philippe Rochot estuvo más locuaz y explicó a los informadores, en el vestíbulo del hotel, algunas de las circunstancias de su secuestro.
Rochot, que ha perdido las gafas en la aventura, afirmó que los cuatro informadores de Antenne 2 secuestrados el pasado 8 de marzo habían permanecido todo el tiempo en un mismo lugar, en dos cuartos separados. Añadió que el trato recibido había sido bueno, y que comían tres veces por dia, y que se duchaban y afeitaban diariamente. En alguna ocasión pudieron escuchar las radios locales, y en todo momento tuvieron libros de literatura francesa para leer.
Los dos liberados pernoctaron la noche del viernes al sábado en el hotel Beau Rivage. Ayer por la mañana viajaron a Damasco, donde fueron recibidos por el ministro sirio de Exteriores, Faruq Shara quien les manifestó la voluntad siria de continuar trabajando para lograr la liberación de los restantes rehenes, unos 18 en total. Poco antes de las dos de la tarde despegó del aeropuerto de Damasco el Mystère 20 oficial francés en el que ambos regresaron a París acompañados por la delegación francesa a la que fueron entrega dos una hora antes por Shara.
La liberación de los dos informadores se produjo a última hora de una larga jornada de rumores esperanzas y decepciones, cuando ya la Embajada de Francia en Beirut la daba por frustrada. A lo largo del viernes, la Organización de la Justicia Revolucionaria había anunciado en dos ocasiones la puesta en libertad de dos de los cuatro rehenes franceses que tenía en su poder. La había justificado por el cambio de rehenes franceses en Oriente Próximo y por las gestiones "humanitarias" llevadas a cabo por el grupo "Hezbollah, por Irán, Siria y Argelia". El citado grupo, en su vertiente libanesa, descolló precisamente con el secuestro del equipo televisivo de Antenne 2: los periodistas regresaban de cubrir un acto de masas de Hezbollah, el proiraní Partido de Dios, cuando fueron capturados. Se le supone pequeño, bien relacionado con Siria e integrado en el movimiento integrista del shiísmo libanés.
La liberación debía producirse a las siete de la tarde, en el hotel Beau Rivage, en presencia de los embajadores de Francia y de Argelia en Líbano. A la hora prefijada llegó a Beau Rivage el encargado de negocios argelino, Ahcene Houjimis, y cinco minutos después, el Peugeot 604 blindado del embajador de Francia, Christian Graeff. Argelinos, franceses y los sirios que tienen su base en el hotel efectuaron varias misteriosas idas y venidas en coche. Poco antes de las ocho de la noche, Christian Graeff regresaba a su residencia.
Una acción esperada
Entre las diez y las once de la noche, la Embajada francesa y el propio Chirac, desde París, informaban que no se había producido la liberación. Mientras tanto, los sirios la daban por hecha.La liberación de parte de los ocho rehenes franceses en Líbano (o nueve, si se considera aún vivo a Michel Seurat, cuya ejecución fue anunciada en marzo por Yihad Islámica) era esperada en Beirut desde hacía varias semanas. Se contaba con la necesidad siria de desmarcarse del terrorismo internacional y ampliar sus alianzas, tras el ataque de EE UU contra Libia. Unas declaraciones de Chirac, en las que calificaba de positivo el papel que puede desempeñar este país en el proceso de paz en Líbano y consideraba el acuerdo tripartito de Damasco como un principio de solución, fueron muy bien recibidas en Siria. Pero este país, que mantiene unas relaciones, entre buenas y tormentosas con los integristas shiíes, no podía obtener el fin del cautiverio de algunos de los rehenes sin lograr el consentimiento de su aliado iraní.
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