200 personas han intentado dejar la droga con el Proyecto Hombre
Familias y pacientes celebran esta semana el primer aniversario de su asociación para sufragar en Madrid el Proyecto Hombre, dedicado desde hace dos años a la rehabilitación de drogadictos. En este tiempo, 200 personas han intentado dejar la droga, 800 familiares se han unido para recaudar fondos y el déficit se ha elevado a 27 millones de pesetas. Además del centro de Madrid, se han creado otros en San Sebastián, Bilbao, Málaga, Valencia, Zaragoza y León.
Rafael Terrassa fue el cuarto cliente del Proyecto Hombre en España, hace casi dos años. Hoy es el presidente de la Asociación de Familiares y Amigos del Centro Español de Solidaridad Proyecto Hombre (AFACES), constituida en 1985. Son unos 800 familiares y amigos, encargados de recaudar fondos para sacar adelante el proyecto."El origen del Proyecto Hombre está en Estados Unidos, de donde pasó a Italia", señala Terrassa. "Allí lo promocionaron los religiosos pagonianos. Esta orden se dedica a la juventud; en Valladolid tiene un centro de formación profesional, pero vieron que el problema de la droga había pillado desprevenida a España. Y crearon el Centro Español de Solidaridad, dedicado a rehabilitar a drogadictos".
El Centro se encarga de la parte técnica, incluso de la formación de personal especializado en Roma; frecuentemente los profesores son ex drogadictos. La parte económica la lleva en Madrid la Asociación de Familiares y Amigos. "Los centros italianos se subvencionan con las aportaciones particulares y comerciales, como de la Fiat. En España, dependemos de la generosidad de las familias. En Madrid vamos mal, pero en San Sebastián van viento en popa. Parece que son más generosos o que tienen más dinero".
Terrassa, antes de llegar al Proyecto Hombre, pasó con su hijo por las consultas particulares, por AMAT [Asociación Madrileña de Ayuda al Toxicómano], por la ornoterapia -un tratamiento a base de iones-, por Narconon -"donde me cobraron 150.000 pesetas y mi hijo contrajo la hepatitis"-, El Jardín y el Teléfono de la Esperanza, todo sin resultado.
Terrassa considera que hoy la gente está más informada. "No sé dónde están los miles de millones de pesetas que dicen que se emplean en la rehabilitación de drogadictos, pero algo se empieza a mover. El Gobierno autónomo nos ha dado cinco millones en mayo con cargo al presupuesto de 1985, y el Ayuntamiento proporciona becas de unas 30.000 pesetas para seis meses, aunque el tratamiento dura unos dos años".
El programa de rehabilitación del Proyecto Hombre se divide en tres fases. En la primera, el paciente es recogido. No se le dan fármacos, sólo charlas y terapia de grupo. La familia lle controla, le va a recoger diariamente. Esta fase dura de seis a ocho meses. En la segunda, el paciente ingresa en una comunidad terapéutica en Ungena (Toledo), en un chalé con 115.000 metros cuadrados. Allí continúa la terapia de grupo y realiza trabajos de mantenimiento, como prepararse la comida. Esta fase dura otros ocho meses. La tercera es la fase de reinserción en un local de Madrid. El paciente ya sale a la calle y comienza su contacto con la sociedad. Dura, otros ocho meses.
La asociación que preside Terrassa no ha podido evitar que el déficit del Proyecto Hombre ascienda a 27 millones de pesetas, "La acogida del paciente es gratuita, pero esto no está reñido con la aportación voluntaria de la familia. Las aportaciones por esta vía no cubren más que el 30% de lo que cuesta rehabilitar a una persona, que está calculado en unas 45.000 pesetas mensuales".
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