Un jarabe para la tos fue la 'droga' que tomó Calderé
JOSÉ DAMIÁN GONZÁLEZ ENVIADO ESPECIAL, Un jarabe con efedrina para curar una fuerte bronquitis fue la causa por la que el control antidroga realizado a Calderé tras el partido de España con Irlanda del Norte resultó positivo. Ningún responsable de la Federación Española, incluido el doctor Jorge Guillén, ha querido confirmar oficialmente el caso. Calderé afirmó: "No entiendo nada: si dos médicos, tino de la federación y otro de la FIFA, en Guadalajara dan el visto bueno a un medicamento, no sé por qué se multa a la federación". Mientras José Luis Roca, presidente; Agustín Domínguez, secretario, y Jorge Guillén, médico, negaban conocer el caso, otro directivo, José Luis Used, decía: "Se lo comunicaron verbalmente, de manera oficial, a Agustín, pero esto no pasa de la multa y se arregla pagando".
Mientras Roca y Domínguez negaban a los periodistas cualquier tipo de información oficial, preparaban ya un rápido viaje a México para cerrar un caso que, como afirma Calderé, "se ha debido de producir por algún error de alguien". Ambos trataban de evitar que se confirmara el rumor avanzado por una cadena de televisión mexicana según el cual Calderé no podría jugar frente a Dinamarca, extremo que en el entorno de la selección española se descartaba por completo. Pese al mutismo oficial de los responsables españoles sobre este asunto, la realidad es que han venido trabajando sobre el mismo desde el día del partido contra Irlanda del Norte.Preocupación
El doctor Jorge Guillén andaba preocupado por la redacción del artículo 17 del reglamento de la FIFA sobre el control antidroga, que dice así: "El médico responsable del equipo tiene obligación de informar a través de un formulario oficial de la FIFA la clase de medicamentos que se da o están siendo administrados a los jugadores hasta con 72 horas de antelación a la celebración del partido en cuestión". Guillén sigue insistiendo en que él presentó el formulario, pero da la impresión de que le asalta la duda sobre las 72 horas de que habla el artículo. Mientras él piensa que eso significa que el jugador puede tomar el rnedicamento que necesita incluso en ese período de tiempo anterior al partido, la segunda versión del texto que circula y abre las especulaciones es la de que el jugador no debería haber tomado nada que pudiera dar positivo en esas 72 horas.
Calderé ha confirmado que se tomó una cucharada de jarabe 12 horas antes de comenzar el encuentro y, en este sentido, varias fuentes indican que el jugador español no debería haber tomado nada durante esas 72 horas previas al encuentro o bien, si era imprescindible: para su curación que ingiriera el jarabe que contenía efedrina, se le debería haber descartado por completo. Aquí parece radicar el principal conflicto que la federación tendrá que resolver ahora.
El desconocimiento exacto que aseguraba tener el propio médico de la selección no se correspondía con la elaboración de un pliego de descargos que ya había preparado para presentarlo ante la FIFA. En ese texto reiteraba los argumentos de que el tratamiento y los fármacos administrados a Calderé durante su proceso de enfermedad habían sido supervisados por el propio encargado del control antidroga de la FIFA en Guadalajara, el doctor Rodríguez Noriega. Éste, en declaraciones a la agencia Efe, señaló que no es responsable de ese control y que, simplemente, se limitó a recetar al enfermo lo que le convenía, con pleno conocimiento del doctor de la selección española. A estas palabras, el doctor Guillén ha dicho que no recordaba ya si lo había recetado el propio doctor Rodríguez Noriega o alguno de sus ayudantes.
Parecía que el asunto no iba a pasar más allá de la sanción económica, alrededor de 1,5 millones de pesetas, pero el ambiente de crispación en algún momento indica que la preocupación es excesiva para el resultado final de una mera multa. En cualquier caso, se ha dejado la sensación de que algo ha vuelto a fallar y se ha producido un nerviosismo que algunos miembros de la delegación española disimulan con dificultad.
Según varias fuentes consultadas, el error tal vez radica en que no se debió proseguir el tratamiento bronquial a Calderé con un jarabe que podía tener alguna sustancia prohibida.
El jugador afirmó a este respecto: "Desde luego que no vuelvo a tomar nada fuerte dos o tres días antes de un partido así".
Calderé afirmó haber tomado el jarabe hasta tres días antes del partido contra los norirlandeses y el doctor Guillén así lo especificó en su informe previo al partido, en el que hay que indicar este tipo de fármacos tomados por los jugadores, justificando su ingestión por razones de enfermedad.
El jugador barcelonista indicó asimismo que la federación ya le había comunicado el caso: "Me han dicho que esté tranquilo, que no me preocupe, que contra mí no va nada, como lo prueba el hecho de que pude jugar sin ningún problema burocrático contra Argelia. Si Muñoz cuenta conmigo, seguiré haciéndolo en adelante. Lo que no entiendo es que, si dos médicos sabían lo que tomaba, ¿cómo ha podido llegar esta multa? ¿Quién va a pagarla? La federación, naturalmente; sólo faltaba que tuviera que pagarla yo de mi bolsillo, cuando me he limitado a tomar lo que me han dado los médicos".
"Según me han dicho", prosigue Calderé, "ha podido obedecer todo a un error de interpretación, pero, desde luego, yo tengo claro que el error no ha sido mío. Quizá ese jarabe tuviese sustancias fuertes para aligerar la curación, pero de ahí a pensar que con eso iba a correr más no se lo puede creer nadie. Es una tontería. Yo insisto: Guillén me dijo que tomara eso y... punto. Así que todo el problema será de la federación y de la FIFA".
Un hotel de opereta
Para colmo, además del caso Calderé, la convivencia con los daneses en el mismo lugar de concentración en Querétaro y las negociaciones sobre las primas de la segunda fase, que la federación dice haber cerrado en junta directiva, mientras los jugadores lo niegan e insisten en negociarlas a partir de la primera fase partido a partido, convirtió en las últimas horas a la concentración de la selección española en un hotel de opereta.
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