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El Gobierno filipino espera un 'gesto' de España

ENVIADO ESPECIAL

El ministro español de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, cuando visitó Filipinas el pasado 4 de abril, afirmó que España consideraría a Filipinas como un "país prioritario" en la ayuda exterior española. Sin embargo, a los dos meses de la visita, el Gobierno español no ha realizado ni tan siquiera un gesto simbólico de ayuda al nuevo Gobierno democrático de la presidenta Corazón Aquino.

"Es verdad que aún no se han materializado los programas de ayuda exterior", dice un importante consejero de la presidenta Corazón Aquino en su despacho de la Guest House (Casa de Invitados), en el palacio de Malacañang, refiriéndose a la vital ayuda exterior, que, sobre todo procedente de Estados Unidos y Japón, tarda más de lo previsto en llegar.

"Sin embargo, la mayoría de los países ha tenido gestos de ayuda simbólica como primer paso de apoyo", añade el mismo consejero en un tono un poco crítico en relación hacia las promesas ofrecidas, y no concretadas, por parte del ministro español de Asuntos Exteriores.

"Filipinas tampoco ha especificado hasta el momento qué tipo de ayuda necesita", replican en círculos de la Embajada de España. Precisan que la visita del jefe de la diplomacia española dio como resultados la firma de un acuerdo de intercambio de títulos universitarios y la creación de una cátedra de estudios hispánico-filipinos en la universidad de Filipinas.

Lo cierto es que, mientras Francia envía barcos cargados con trigo y Nueva Zelanda toneladas de vacunas, Australia aumenta a cinco millones de dólares la ayuda a Filipinas y Suecia, por citar tan sólo algunos países, decide conceder ayuda específica para programas de rehabilitación de guerrilleros, en el caso de España la ayuda ha quedado, por el momento, en tan sólo buenas palabras.

Sentimiento dispar

"El sentimiento de los filipinos en relación hacia España es muy dispar", insiste el consejero en Malacañang. "Pero", añade, "España está perdiendo una buena oportunidad para recordar al pueblo filipino que es solidaria en unos momentos tan importantes como los que estamos viviendo aquí".La falta de acciones concretas por parte del Gobierno de Madrid contrasta con la política llevada por la diplomacia española en Filipinas, a cuyo frente se encuentra el embajador, Pedro Ortiz Armengol, que mostró desde el primer momento de la crisis política actitudes inequívocas de simpatía con la oposición demócrata filipina al régimen dictatorial de Ferdinand Marcos. Por ejemplo, fue el primer embajador que dio el pésame a Corazón Aquino cuando su esposo cayó asesinado en el aeropuerto de Manila, en 1983, marcando el principio del fin de la era de Marcos.

En Manila confían en que durante la próxima visita a España del vicepresidente y ministro de Asuntos Exteriores filipino, Salvador Laurel, inicialmente programada del 4 al 6 de julio, el Gobierno español pase de las palabras a los hechos.

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