Los españoles son los que menos se casan de Europa

España tiene, después de Portugal, el mayor crecimiento demográfico de la Comunidad Europea (CE), pero sus ciudadanos son los que menos matrimonios contraen en el Viejo Continente, y si la sanidad española deja aún mucho que desear, puede, sin embargo, enorgullecerse de contar con la tasa más baja de mortalidad infantil en la Europa de los doce.

Estos datos demográficos figuran en el último boletín de la Oficina de Estadística de la CE, distribuido en Bruselas a mediados de semana, que establece entre los Estados miembros sorprendentes comparaciones que colocan a la península ibérica a la cabeza del crecimiento demográfico, con una tasa en 1983-1984 de 5,6 por 1.000 habitantes para España y 7,9 por 1.000 para Portugal. El rápido incremento de la población española no se explica tanto por la tasa de natalidad (12,5 por 1.000), inferior a la de Irlanda e incluso a la de, Francia y Reino Unido, sino por la modestia de la mortandad, la más baja de Europa, con tan sólo 7,7 fallecimientos al año por 1.000 habitantes. En 1996, según las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística, España rebasará los 40 millones de habitantes.

Pocos ancianos

El incremento demográfico se debe en parte a que España es, después de Irlanda, el país comunitario que cuenta con, menos ancianos -sólo el 11,8% de la población tiene más de 65 años- y sus niños y adolescentes son también proporcionalmente los más numerosos, después de los irlandeses. El 23,91% de los españoles tiene menos de 15 años.

También contribuye a explicar el fenómeno la baja, mortandad en el primer año de vida de los recién nacidos (7,3 por 1.00,0 nacimientos), inferior a la de países tan desarrollados como Dinamarca (7,7 por 1.000) y Holanda (8,3 por 1.000). La mortalidad intrauterina (6,3 por 1.000 nacimientos) se sitúa también por debajo de la medía comunitaria, aunque esta vez países como Dinamarca, Reino Unido, Holanda yAlemania Occidental aventajan a España.

No sólo los niños que han nacido en España a principios de la década de los ochenta son, en la Europa comunitaria, los que menos riesgo corren de morirse en el primer año de su existencia, sino que tienen además la más larga esperanza de vida -72,6 años para los hombres y 78,6 para las mujeres-, una edad apenas superada por los holandeses de su quinta, que alcanzarán a principios de la segunda mitad del siglo XXI los 72,8 y 79,5 años, respectivarnente. En la década de los cincuenta la expectativa de vida era para los españoles la más baja del viejo continente, después de Portugal.

La tasa de natalidad española por encima de la niedia comunitaria y el récord, compartido con Portugal, del crecirniento demográfico, resultan más sorprendentes aún si se los compara con el escasísimo número de matrimonios contraídos (4,8 por 1.000 habitantes), inferior incluso al de Francia, en la que se contabilizan 5,1 bodas por cada 1.000 ciudadanos. Aunque está aún lejos de alcanzar el porcentaje danés (42% de los alumbramientos), el número de nacimientos extramatrimoniales está también en auge en España, pero no se poseen estadísticas muy recientes.

Si los españoles son los que menos se casan, no acostumbran tampoco a divorciarse. En 1984 sólo hubo 0,5 divorcios por cada 1.000 habitantes, algo más que en Italia (0,3 por 1.000 habitantes), pero muchos menos que en el Reino Unido o Dinamarca, donde la tasa anual fue del 2,8.