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Aumentan las posibilidades de que México se niegue a pagar los intereses de su deuda

Francisco G. Basterra

La creciente posibilidad de que México declare unilateralmente una moratoria en el pago de los intereses de su deuda externa de 100.000 millones de dólares ha provocado la alarma en el Gobierno norteamericano y en la banca de EE UU, que está muy comprometida con préstamos. Si en las próximas dos semanas México no llega a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) existe el peligro de que se niegue a pagar 1.800 millones de dólares en intereses que vencen el próximo 1 de julio

"Estamos cada vez más preocupados por la situación", reconoció ayer un alto funcionario de la Administración Reagan, preguntado por la caída en picado del peso mexicano con respecto al dólar y el deterioro del panorama económico y político del vecino del Sur. La banca norteamericana, sobre todo los grandes como el Citibank, el Bank of America y el Manufacturers Hanover Trust Co., poseen el 25% de la deuda de México.Estados Unidos no parece tener dispuesto ningún sistema para rescatar a México de la crisis, y en las últimas semanas la tensión política entre los dos países ha llegado a límites muy altos, con acusaciones norteamericanas de corrupción e ineficacia contra el sistema político que preside Miguel de la Madrid. "Todo el mundo está de acuerdo en que México es un caso especial, pero no tenemos un talonario en blanco", declaró un funcionario gubernamental El ministro de Finanzas mexicano, Jesús Silva Herzog, hará un último intento esta semana en Washington para llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que le permita desbloquear la crisis y conseguir dinero fresco de la banca comercial, que ya ha advertido que no concederá nuevos préstamos si antes no se produce un acuerdo con el FMI. El subsecretario del Tesoro, David Mulford, dijo ayer, en el Congreso, que aún estima posible un acuerdo que impida que México rompa las actuales reglas del juego.

Los observadores temen que De la Madrid no pueda pedir más sacrificios al pueblo, y políticamente no sea capaz de aguantar los ajustes que le exigen e imponen el FMI y el propio Tesoro norteamericano Fuentes financieras afirmaron en EE UU que México está dispuesto a aceptar las líneas generales del ajuste dictado desde Washington, pero no que Estados Unidos le dicte las empresas concretas que debe cerrar o las acciones específicas a ejecutar. Las críticas formuladas en el Congreso al sistema político mexicano, que está pasando un examen en audiencias públicas, estimulado por el Departamento de Estado, que no "traga" la política de México en la cuestión de Nicaragua, han enrarecido el ambiente. Esta tensión política -México ha hablado de ataques a su soberanía y llegó a llamar a su embajador en Washington- no ayuda a un planteamiento ecuánime del problema de la deuda.

Silva Herzog se entrevistará también aquí con el secretario del Tesoro, James Baker, el secretario de Estado, George Shultz, y el presidente de la Reserva Federal, Paul Volcker. Las autoridades norteamericanas presionarán a Silva Herzog para que no declare una moratoria unilateral en los pagos de la deuda. Pero el ministro de Hacienda mexicano estaría dispuesto a plantear un ultimátum.

"Estamos en las últimas y no podemos apretarnos más el cinturón como nos pide el FMI", es la argumentación de México. Los mexicanos afirman que no tienen más remedio que buscar una alternativa al margen del Fondo y negociar con la banca comercial, haciendo el menos daño al sistema financiero internacional. Se trataría de negociar una moratoria, y entre las posibilidades que se barajan está el pagar parte de la deuda en pesos.

Difícil acuerdo

Fuentes del Fondo que siguen las negociaciones, estancadas desde el pasado otoño, consideraron muy dificil que se llegue a un acuerdo, ante la imposibilidad de México de reducir su déficit público del actual 13% del PIB a menos de un 10%, como exige el FMI. Estas fuentes admitieron a EL PAÍS que México ha realizado un esfuerzo de ajuste muy serio desde 1983, en el que, por ejemplo, ha recortado la inversión pública a la mitad y ha limitado el tamaño del sector público. Recientemente, el Gobierno de De la Madrid cerré una siderúrgica importante, lo que provocó serias tensiones sociales. Pero la caída del precio del petróleo, cuyas exportaciones suponen el 70% de los ingresos de la economía mexicana, le ha supuesto al país una pérdida de 6.000 millones de dólares.México tiene que pagar este año 9.000 millones de dólares en intereses de su deuda, y se calcula que necesita otros 6.500 millones de dólares de dinero nuevo. De la banca solicitaría 4.000 millones, pero no todo en dinero fresco, para impedir que se amontone más deuda. Las reservas mexicanas ascienden a unos 4.000 millones de dólares. Las autoridades financieras mexicanas tratarían de lograr concesiones de los bancos comerciales, en forma de recorte de comisiones e intereses limpios, así como que le apliquen a parte de su deuda vieja intereses por debajo del mercado. El resto del dinero lo lograría del Banco Mundial y del FMI.

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