El embajador sueco en París, víctima de un registro tras ser drogado mientras dormía
El embajador de Suecia en París, Carl Libdom, uno de los amigos más íntimos del primer ministro Olof Palme, asesinado el pasado mes de febrero, fue víctima el pasado domingo de un extraño hecho. Una o varias personas entraron en su domicilio y registraron minuciosamente el apartamento sin llevarse nada. Libdom y su esposa debieron ser drogados sin que se dieran cuenta, porque no se despertaron ni cuando los extraños visitantes forzaron con palanquetas los cajones y armarios de su propio dormitorio. El embajador sueco, que fue ministro en dos ocasiones con Palme, afirma que no tiene ningún motivo para creer que lo ocurrido está en relación con el asesinato del primer ministro, pero la policía francesa no descarta esta hipótesis.
El incidente hubiera pasado desapercibido para la Prensa si no fuera porque un periodista de Estocolmo que se encontraba en París para asistir a la final del torneo de tenis de Roland Garros decidió acudir a la residencia de Libdom para preguntarle su opinión sobre el jugador Michael Pensford. Su sorpresa fue grande cuando comprobó que el domicilio del embajador estaba lleno de policías que revisaban palmo a palmo y buscaban huellas digitales en todos los rincones.
Libdom, que tiene 60 años, explicó así lo ocurrido: "El sábado por la noche me acosté cerca ya de la medianoche con mi esposa. Habíamos pasado un día tranquilo y aproveché para comer poco y no beber alcohol. Dejé mi ropa al lado de la cama y me desperté a la mañana siguiente, tarde, con un fuerte dolor de cabeza. Mi ropa había desaparecido y me di cuenta de que el apartamento había sido registrado a fondo".
Carl Libdom asegura que no tomó ningún somnífero ni drogas de ningún tipo y que no se explica cómo él y su esposa no se despertaron cuando el pretendido ladrón entró en su dormitorio. La policía cree que alguien pudo obligarles a respirar algún gas sin que se dieran cuenta.
"Encontró mis pantalones y mi chaqueta en otras habitaciones", prosigue Libdom. "Las llaves estaban tiradas en un rincón y todos los cajones de la casa habían sido forzados. Registraron minuciosamente hasta los cuartos de baño y llegaron a desmontar lámparas y apliques de luz. Sin embargo, no se llevaron nada de valor, salvo 800 francos (unas 16.000 pesetas) que estaban en el bolsillo de mi pantalón". El embajador reconoce que tiene en su domicilio valiosas obras de arte y joyas fácilmente vendibles en el mercado negro.
Carl Libdom explica, con cierta ironía, que el ladrón se sentía tan cómodo y seguro que llegó a fumarse un pitillo al lado de la cama en la que dormían los dueños de la casa. 'Yo nunca fumo Camel y además no tengo la costumbre de aplastar los cigarrillos contra las alfombras", precisó.
El embajador sueco insiste en que no puede existir ninguna relación entre la extraña visita y su trabajo como representante de Suecia "Que yo sepa no tenemos en la embajada ningún documento espectacular y, además, yo nunca traigo a casa los documentos importantes, sino que los guardo en la caja fuerte de mi despacho".
Honesto e inteligente
Libdom no es capaz de explicar, sin embargo, cómo fue drogado ni cómo pudieron saber los ladrones que ese era el día de libranza del servicio doméstico. "No tengo ni la más remota idea de lo que podían buscar, pero está claro que buscaban algo en concreto", añade.
Libdom explica que Olof Palme fue uno de sus mejores amigos y que se sintió horrorizado y conmocionado por su asesinato. "Palme fue uno de los hombres más honesto e inteligentes que he conocido nunca y uno de los mejores políticos internacionales. No sé por qué ni quién le asesinó y no creo que lo ocurrido en mi casa tenga nada que ver", dijo.
La policía, por su parte, se niega a hacer declaraciones. 'La investigación está a cargo de la 6ª División de la Policía Judicial", afirma escuetamente el portavoz del Ministerio del Interior, Carl Libdom fue ministro de Justicia y de Comercio de Suecia entre 1969 y 1976, siempre en gobiernos presididos por Olof Palme.
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