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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Pesada cruz

En el mes de noviembre pasado, y haciéndome eco de la triunfal promesa del ministro del ramo de que las devoluciones del impuesto sobre la renta se harían en ese mismo otoño, hago una primera gestión para obtener mi dinero de vuelta. El funcionario (que después demostró sobradamente no funcionar) me dice que por ahora no hay nada sobre devoluciones, pues los cerebros electrónicos estaban saturados.En enero insisto ilusamente. El jefe de devoluciones de dicha delegación me dice que ya han empezado a hacer las devoluciones, pero que debo esperar a que el famoso ordenador enúta todas las pendientes.

Finalmente, más o menos en marzo, el ordenador, a trancas y barrancas, ha emitido ya todas las devoluciones pero la mía no está: la han perdido.

En vano muestro el resguardo que, revalidado por Correos, certifica que mi declaración fue recibida a tiempo. Tal papel, que para mí era la prueba fehaciente de mi razón y mi derecho, para estos burrócratas no es más que la vaga constatación de su propio desastre.

El amable jefe de devoluciones me dice que en abril envíe fotocopia de la declaración inicial, y promete que pocos días después seré reintegrado. La envío. Pasan las semanas. Silencio. Pasado casi el mes vuelvo a interesarme. Y la respuesta es maravillosa: han vuelto a perder las fotocopias de mi renovada declaración, pero ellos no se molestaron en notificármelo. Sólo a partir de mi gestión reconocen el nuevo extravío. Nueva aportación de datos, excusas vagas en las que se menciona de nuevo el caos de los cerebros electrónicos y firme promesa de que a final de mayo ya cobraré, eso sí, sin intereses, porque eso daría lugar a nuevos y laboriosos expedientes.

Por fin, el día 2 de junio me dicen que mi pago ya está en marcha, pero que no saben cuándo podré cobrar porque su tramitación coincide con la confección de la nómina del personal, y eso es lo primero" (sic).

Corolario: no gasten decenas de millones en publicidad para dar una imposible imagen de eficacia y equidad. Cambien los cerebros, pero no los electrónicos, sino los que tan mal llevan sobre sus hombros.

Y ahora, a hacer la declaración de este año. Pesada cruz.-

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