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William Rogers: "Tenemos que estar en el espacio

El presidente de la comisión sobre la catástrofe del 'Challenger' finaliza sus investigaciones

William Rogers preside la comisión que acaba de concluir la investigación sobre el accidente del Challenger. Sus conclusiones, que se publicarán el lunes, apuntan a que la explosión del transbordador y la muerte de sus siete tripulantes fueron provocadas por la negligencia de la agencia espacial norteamericana (NASA). A pesar de ello, concluye: "Tenemos que estar en el espacio".

Bill Rogers sabía lo que tenía que hacer. Lo sentía en las entrañas, acostumbradas a estas situaciones después de 50 años de estar en el meollo de todo tipo de crisis públicas. Salió de la oficina de Ronald Reagan tras haber aceptado presidir la investigación sobre la catástrofe del Challenger ("porque el presidente quería que lo hiciera yo... Alguien tenía que hacerlo") sin contar con un equipo, una oficina o un conocimiento técnico, en temas espaciales."Teníamos que lograr la unanimidad en la comisión", afirmó la semana pasada al analizar los cuatro meses del más intenso de todos los trabajos que ha realizado hasta ahora. "Tenlamos queelegir gente adecuada para las distintas partes de la investigación. Llamamos a todo el mundo. Escuchamos a todo el mundo". Y redactaron el informe.

"Era muy importante empezar cuanto antes, pues si no el Congreso habría querido hacerse con la investigación", agrega Rogers en sus prirneros comentarios públicos sobre la comisión, cuyas conclusiones serán entregados mañana a Reagan. En cuestión de horas convocó al grupo de trabajo, y en cuestión de días celebró la primera audiencia.

En aquellos primeros momentos, cuando se hablaba de mantener en secreto las conclusiones de la investigación, Rogers desechó rápidamente tal idea. De hecho, una de las primeras preguntas que formuló en la Casa Blanca fue que si el presidente iba a tener inconveniente en que "todo saliera a la luz". En absoluto, fue la respuesta. "Si no hubiese sido de esta forma los resultados habrían sido los de una llaga abierta", dijo Rogers. La fe en esta decisión aumentó con el secreto mantenido por las autoridades soviéticas en el accidente de Chernobil. Rogers deseaba establecer la causa de la explosión del Challenger para que el país pudiera seguir su camino en el espacio. También sabía que la mayoría de la investigaciones nunca logra unas conclusiones firmes. Sin embargo, el carácter de la tragedia y los acontecimientos contribuyeron a que fuera evidente que un fallo mecánico podía ser el resultado de una negligencia.

Cuando oyó que los técnicos se había basado para dar su visto bueno al lanzamiento del Challenger en la premisa de que "no había datos concluyentes contra ello", se dio cuenta de que detrás del accidente había un problema de administración. La prueba de que el cohete funcionaría debidamente y no la falta de datos que demostraran lo contrario debería haber sido la base para decidir el lanzamiento del transbordador. "Cuando oí esto supe que se trataba de algo más que de un fallo mecáníco", dijo Rogers. Fue entonces cuando habló públicamente y afirmó que "el proceso podía ser defectuoso", eligiendo meticulosamente unas palabras que no culparon a nadie prematuramente pero que marcaron una revolución en la NASA.

Rogers fue haciendo pequeñas correcciones al rumbo de su corrisión, añadió y eliminó sutilezas, hizo frente a pequeños escándalos (la ausencia en las reuniones de la comisión del piloto Chuck Yeagei fue de dominio público). La rapidez y competencia de la comisión han sido alabadas por todos.

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Fue uno de los jóvenes ayudan. tes antes de la II Guerra Mundíai en Nueva York del fiscal Tom Dewey [famoso por sus actuaciones contra la Mafia, miembro de las investigaciones del Senado en la posguerra sobre los escándalos de la era de Truman]. Fue el joven abogado republicano que logró unpuesto en la polémica convención de delegados de 1952 y aseguró el nombramiento dé Dwight Eisenhower para la candidatura presidencial.

Ayudó a Richard Nixon a hacer frente a la crisis de Checkers [cuando fue acusado de aceptar donaciones ilegales para su campaña vicepresidencial] y le aconsejó cuando Ike tuvo el infarto en 1955. Fue secretario de Estado en el primer mandato de Nixon. Su esperanza ahora es: "Tenemos que estar en el espacio. Tenemos que lograr que la NASA marche de nuevo y que lo haga con el apoyo de toda la nación".

Registrado Time Inc. 1986.

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