De Mita no logra acabar con las corrientes internas de la Democracia Cristiana italiana
Ciriaco de Mita, que Con toda seguridad será reelegido hoy, por tercera vez consecutiva, secretario general de la Democracia Cristiana italiana, no Iba conseguido, como hubiese deseado, que el congreso de su partido votara una lista única de candidatos para el Consejo Nacional, acabando así, al menos teóricamente, con las llamadas corrientes internas. Esta vez De Mita cuenta, sin embargo, con la mayoría absoluta del congreso, e incluso los que han presentado listas aparte, como el grupo de Andreotti y, el de Donat-Cattin, le han asegurado ya su apoyo como secretario general.
La izquierda histórica de Benigno Zaccagnini ha terminado, en cambio, por romperse. La mayor parte de sus miembros se han incorporado a la lista común, mientras otros, capitaneados por Giovarmi Galloni, que confirmó ayer su dimisión como director de Il Popolo, el órgano oficial del partido, se han quedado fuera.De Mita dio ayer un gran suspiro de alivio citando el personaje más célebre del partido, el más temido y respetado, el divino Giulio Andreotti, tras reírse un poco de todas Ias pequeñas miserias congresuales", con una intervención cuajada de humor y de ironía, le ofreció su adhesión sin reservas, a pesar de que su grupo no ha querido entrar en la gran lista de De Mita.
Andreotti estuvo muy brillante y fue el orador más aplaudido por las 100 representaciones internacionales, que hasta le ovacionaron en pie cuando terminó.
Como el tema central del congreso ha sido corrientes sí, corrientes no, Andreotti, con su flema habitual, dijo que también él había querido acabar con las corrientes en 1951, y que entonces le apoyaban todos, hasta Fanfani, el cual, dijo con humor Andreotti, formaba parte del significativo grupo de la Iglesia Nueva.
Andreotti fue muy serio y muy firme cuando defendió su política exterior tan criticada, y su apoyo al pueblo palestino. "Nosotros, que hemos combatido", dijo, "el racismo antijudío, tenemos todo el derecho de pedir que los palestinos dejen de vivir (si a eso se le puede llamar vida) en los campos de refugiados y que puedan tener su patria".
De Mita ha tenido, por su parte, el mérito de conseguir que por vez primera un congreso democristiano se desarrolle a la luz del día y no en los pasillos secretos. Esta vez todo se ha discutido, gritado, defendido o atacado ante la opinión pública.
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