Un anuncio, una promesa y la centralita bloqueada
El pasado miércoles, en una columna en las páginas de la sección de Economía se informaba de que trabajadores. de Telefónica habían bloqueado durante varias horas la centralita de EL PAÍS como protesta por la no publicación de un artículo firmado por Jesús Vesperinas, miembro del Sindicato Comisiones Obreras, que versaba sobre el conflicto de la Institución Telefónica de Previsión (ITP). Además del bloqueo, las operadoras de la centralita fueron insultadas.Esa misma mañana Jesús Vesperinas se ponía en contacto con el periódico para aclarar el asunto. El dirigente sindical aseguraba que "contado el caso de esa forma puede dar la impresión de que queremos únicamente dictarles a ustedes qué artículos deben publicar. La realidad es otra. Lo que no cuentan es que intentamos insertar un anuncio pagado, en sus páginas, hace dos meses, sobre la problemática de nuestra mutualidad dirigido a la opinión pública y que se pagaría con dinero recogido entre los trabajadores de Telefónica en Madrid. Su periódico se negó a la inserción del anuncia aduciendo que podía dar la impresión de que no se informaba objetivamente de esa problemática y ustedes nos ofrecieron la alternativa de publicarnos un artículo firmado y con la promesa de hacerlo antes del 21 de abril, fecha del referéndum que se celebraría en Telefónica. Lo que ha ocurrido es que ni publicaron el anuncio ni el artículo, sin explicación alguna. Los trabajadores que han llamado lo hacen porque se han sentido engañados". Vesperinas pide, asimismo, disculpas por los insultos que han tenido que soportar las operadoras de EL PAÍS.
El 20 de marzo, EL PAÍS había rechazado el anuncio Trabajadores de Telefónica, cuyo valor ascendía a 215.040 pesetas. Según el Estatuto de la Redacción, la dirección del periódico tiene derecho de veto sobre todos los originales, publicidad incluida, y el subdirector de edición del periódico Miguel Ángel Bastenier, que fue quien dio la orden, la explica así: "El anuncio tenía un carácter poco acorde con los criterios publicitarios habituales. Era, en puridad, una información. En vista de ello, sugerí a quien lo encargaba que el texto del mismo podía transformarse en una carta al director o en una tribuna, para lo cual aconsejé que mi interlocutor se pusiera en contacto con el departamento correspondiente de la casa".
El artículo iniciaba a partir de entonces un recorrido intrincado por los aledaños y entresijos del periódico. Lluís Bassets, jefe de colaboraciones, no alcanza a precisar datos exactos, aunque concreta: "Creo haberle afirmado a quien me lo entregó que si me lo dejaba como tribuna libre yo haría cuanto estuviese en mi mano para que se publicara. Como es lógico, no dí garantías absolutas de que iba a ser publicado, puesto que no puedo darlas a nadie, entre otras razones por la multitud de variables de las que depende que un artículo se publique o no". El día 2 de abril el artículo titulado Telefónica y la previsión social, firmado por Jesús Vesperinas Punzón, era tecleado en los talleres del periódico y remitido a la serie de Opinión. Posteriormente pasó a la serie de Economía y Trabajo; su redactor jefe no recibió instrucciones para que se publicase, aunque su opinión ante el tema sea clara: "Las posturas sobre el referéndum de la Institución Telefónica de Previsión (ITP) estaban tan crispadas, a mi parecer, que decidí que en los días inmediatamente anteriores a su celebración no publicaríamos opiniones de ninguna de las partes implicadas. Se rechazaron bastantes tribunas, e incluso el día antes no se publicó una de UGT que nos fue ofrecida por representantes de Telefónica y que fue publicada en otro periódico". El día 21 de abril llegó, y con él el referéndum telefónico, sin que el artículo se hubiera publicado. No se había cumplido con lo que, al parecer, se había prometido a su autor.
En las carpetas de documentación de EL PAÍS consta la exhaustiva información dada sobre el tema de la nueva mutualidad de telefónica desde el momento en que se empezó a plantear el problema.
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