Ángel Zamarrón

Unos rizos rubios de querubín y unas gafas de montura transparente, impensables en alguien ajeno a la investigación o la docencia, animan su discreta imagen de facultativo. El hasta ahora director del Piramidón parece caracterizado de adjunto espabilado del mismo Santiago Ramón y Cajal, cuyo retrato preside su actual despacho. Pero si se quitara las gafas podría reemplazar sin menoscabo al joven arcángel de la Anunciación. La bata blanca y el lugar recuerdan, sin embargo, que su mundo es más pragmático.

Pese a su apariencia de hombre ausente y algo celestial, Ángel Zamarrón se muestra seguro. La calma con que baña sus gestos no está desprovista de firmeza. Admite que él no ha solicitado el relevo del hospital Ramón y Cajal -en el que ha sufrido alguna contestación-, y que su, nombramiento ha sido una sorpresa. Pero no lo considera una recompensa a los quebraderos de cabeza pasados ni un pequeño castigo. "En mi etapa ha aumentado la calidad, eso es constatable. En cualquier caso, mi designación como coordinador nacional de trasplantes no parece, evidentemente, un castigo. Creo que ahora voy a estar más tranquilo. El hospital me exigía una actividad al ciento por ciento. Era un calvario".Médico por tradición familiar, terminó la carrera en el año 1968 y ha sido jefe de la sección de Radiodiagnóstico del Ramón y Cajal desde su creación. "He visto hacerse este centro", apunta, levemente nostálgico. Ha pertenecido al comité de empresa de este hospital, participó en las luchas sindicales de los años setenta y es defensor de la sanidad pública.

El nuevo cargo, que apenas cuenta con estructura física -una oficina ubicada en el Ministerio de Sanidad-, le permitirá organizar y coordinar la problemática que rodea a los trasplantes en todo el país. Una técnica que "en el caso de los trasplantes de riñón, córnea y médula se encuentra consolidada, mientras que en los de corazón se reafirma con éxito".

Rechaza el nuevo director del Centro de Organización Nacional de Trasplantes la parafernalia sensacionalista que adorna a ciertas donaciones de órganos. Reconoce igualmente que en este campo reina cierta dispersión, una relativa autarquía. "Ciertamente, la presión que ejercen ciertos equipos médicos y sanitarios, con una formación adecuada, pudiera producir cierto descontrol". Pero no cree que la tentación del cobayismo o del narcisismo llegue a trivializar el recurso a esta técnica.

El nombramiento ha llegado de sopetón y el doctor Zamarrón acumula sobre su mesa diversos datos sobre esta sofisticada técnica. "Los mayores problemas se centran en los trasplantes de corazón, cuyas características de extracción y transporte son más dificultosas", aparte de los derivados de su coste. Pero "los que ofrecen más complicaciones son los de hígado y páncreas". Militante de UGT y simpatizante del PSOE, este radiólogo segoviano alegra su vida cultivando la fotografía. Una Olimpus M2 le distrae del olor a hospital los fines de semana y le permite inmortalizar a su esposa y a sus dos hijas. La lectura histórica y la música son otras de sus devociones. Pero lo que le fascina es la contemplación de mapas geográficos, sabe Dios si por una extraña ensoñación viajera o por puro afán de agarrarse a la tierra.