La Junta de Energía Nuclear tiene seis meses para perfilar el plan de emergencia exterior
La Junta de Energía Nuclear (JEN), situada en la Ciudad Universitaria de Madrid, cuenta en la actualidad con seis instalaciones nucleares -entre ellas dos reactores experimentales, uno de ellos parado temporalmente- y 22 instalaciones radiactivas. En opinión de Luis Alvarez de¡. Buergo, director de seguridad de la JEN, "estas instalaciones no suponen riesgo alguno para el área circundante, escasamente poblada". Sin embargo, un informe del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) de 1985 estimaba que la JEN deberá desarrollar un, plan de estas características en el segundo semestre de 1986. Dos vertidos accidentales al exterior, en 1970 y 1984, han sido hasta el momento los incidentes más destacables en los casi 30 años de vida de estas instalaciones.
Unos 450 litros de agua contaminada, procedentes de la planta piloto de tratamiento de minerales de la JEN, fueron á parar a la red general del alcantarillado de Madrid en marzo de 1984. Este incidente, cuyos efectos fueron considerados como "despreciables" por técnicos de la SEN, reveló algo hasta entonces desconocido para la mayoría de los ciudadanos: la existencia de instalaciones nucleares y radiactivas a escasa distancia del casco urbano de Madrid.Luis Álvarez atribuye a un "desconocimiento del público" el alarmismo que suele provocar la palabra nuclear. Álvarez, que insiste en la labor de la JEN en el campo de las energías renovables y protección radiológica y del medio ambiente, afirma: "Las instalaciones de la JEN están dedicadas a la investigación; y la existencia de dos reactores experimentales no debería suscitar pánico alguno si la gente conociera sus aplicaciones y su escasa potencia".
Esta opinión no es compartida por la Asociación -Ecologista de Defensa de la Naturaleza (Aedenat), que se refiere a los vertidos accidentales de 1970 y 1984 como .un ejemplo de la escasa fiabilidad de los mecanismos de seguridad y de la necesidad de elaborar un plan de emergencia para evitar que la población quede expuesta a los efectos de accidentes mayores".
En noviembre de 1970, según reconoce un técnico de la JEN, se produjo una fuga de líquidos con residuos radiactivos superior a la de marzo de 1984. Cuando los técnicos -de¡ CSN investigaban este último escape y analizaban muestras de lodo, descubrieron la presencia de "indicios de isótopos de vida larga" cuyo origen podía atribuirse "por sus características" al vertido accidental de 1970. La concentración de estos isótopos, según un informe del CSN correspondiente al primer semestre de 1984, carecía de implicaciones radiológicas pero hacía recomendable la vigilancia y limpieza de lodos de la red general de alcantarillados de la JEN.
El 8 de. febrero de 1984 se produjo una fuga en el depósito central de residuos líquidos considerada como de "poca actividad". El 16 de marzo se produjo un nuevo vertido accidental, esta vez en la planta piloto de tratamiento de minerales, que trascendió a la opinión pública casi dos meses después. El contenido radiactivo del agua sin neutralizar era de 14 mercurios. El accidente, según Aedenat, se produjo un mes después de que la instalación afectada fuera revisada por el el CSN. La JEN y el Ayuntamiento restaron -entonces importancia a estos incidentes. Francisco Mingot, director del servicio de Radiología de la JEN en aquella fecha, sentenció a modo de ejemplo: "El nivel de contaminación es tan último que una persona podría estar bebiendo toda su vida de ese agua sin que le pasara nada".
Luis Álvarez resta importancia a estos accidentes, y destaca. «el riguroso control por parte del CSN, que realizó 25 inspecciones el pasado año, aparte de los informes de la JEN que recibe mensualmente". En estos informes se da cuenta detallada de la revisión a que está siendo sometido el reactor nuclear experimental JEN-I, paralizado desde junio de 1984. El segundo reactor, el Coral II, no plantea especiales problemas de. seguridad dadas sus peculiares características y su nula potencia térmica, según Álvarez.
La puesta en marcha del JEN-I, con una potencia térmica de 3 megavátios (los reactores de una central nuclear tienen una potencia térmica media de 3.000 megava-
La Junta de Energía Nuclear
tios), está prevista para mediados del próximo año. El CSN estimaba, en su informe sobre el primer semestre de 1985, que no era necesaria la elaboración. de un plan de emergencia exterior, ya que la' ma: oría de las instalaciones importantes están paradas temporalmente". Coincidiendo con la puesta en marcha del JEN-I, inicialmente prevista para el segundo semestre de 1986, el informe decía: "La JEN deberá desarrollar el plan de emergencia exterior, que está asociado (...) al análisis de accidentes de las instalaciones nucleares y radiactivas del centro".Evacuar la Universidad
Aedenat se refiere a la legislación vigente sobre reactores experimentales en Estados Unidos desde 1,977, que en el caso del máximo accidente postulado (la fusión del núcleo con un escape de los productos de fisión y una. pérdida del aire retenido en el edificio de contención del 50%. de su volumen en un día) obligaría a evacuar una zona comprendida en un radio de más de 3 kilórnetros, que afectaría a toda la Ciudad Universitaria y a zonas habitadas de Moncloa.
Luis Álvarez considera, sin embargo, que el radio sobre el que potencialmente actuaría un escape semejante "quedaría prácticamente concretado a las instalaciones de la Junta, que: ya dispone de su propio plan interior de emergencia". "En cualquier caso", añade, .el área afectada no sería superior a los 600 metros de radio alrededor del reactor. Según nuestros estudios demográficos, sólo se vería afectada alguna instalación un¡versitaria y no sería necesario evacuar vivienda alguna".
En opinión de Álvarez, el supuesto de la simple evacuación de las instalaciones citadas "haría innecesaria la, complejidad de todo un plan de emergencia desproporcionado para las características y riesgos que plantean las instalaciones". "El CSN", precisa, "será quien decida, a la vista de los informes que periódicamente recibe sobre el JEN-I, si procede o no elaborar un plan de emergencia para la población".
Aedenat menciona también el artículo 26.4.del reglamento sobre instalaciones nucleares y radiactivas de 1972, que determina la necesidad de elaborar un plan de emergencia -"que detallará las medidas previstas para proteger a la población del área potencialmente afectada en caso de accidente"- como paso previo para conseguir la autorización de puesta en marcha. Sin embargo, la JEN dispone de una autorización concedida en 1980 por la Dirección General de la Energía que considera como "única instalación nuclear" todas las que formaban parte del entonces Centro Nacional de Energía Nuclear.
Para Luis Álvarez, la inexistencia de un plan de emergencia exterior no supuso entonces un obstáculo para la obtención de tal licencia "al quedar demostrado, con la documentación entregada, que los riesgos para la población eran mínimos". Aedenat puntualiza que cuando se obtuvo dicha licencia, la Junta de Energía Nuclear era el máximo organismo competente en esta materia a nivel estatal, ya que los estatutos del Consejo de Seguridad Nuclear, que asumió gran parte de sus funciones, no fueron aprobados hasta junio de 1982.
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