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Entrevista:

Xabier Arzalluz: "No aceptamos que nos asignen un papel contra ETA sin habernos dejado participar en el diagnóstico"

"La negociación no es la única solución posible para la violencia" - "Cuando tenga todas las competencias, el Gobierno vasco, tendrá que enfrentarse a todo el que ande con las armas en la mano"

VICTORINO R. DE AZUA, La figura de Xabier Arzalluz (Azcoitia, Guipúzcoa, 1932) ha dominado con sus presencias o sus ausencias la vida del Partido Nacionalista Vasco (PNV) desde que éste salió de la profundidad de las catacumbas a la luz pública, al término de la dictadura de Franco. Él ha estado siempre en el lugar que resultaba decisivo. Es diputado y portavoz parlamentario cuando se, elabora la Constitución y se negocia el Estatuto de Guernica. Más tarde se retira a la ejecutiva del partido y desde allí dirige la construcción del edificio autonómico. Abandona la presidencia en 1984 para volver dos años después, en febrero pasado, aunque pocos dudan que su influencia ha sido decisiva también en ese período de retiro durante el que se ha desarrollado una crisis interna de grandes proporciones en el nacionalismo.

Pregunta. El PNV ha iniciado conversaciones con Herri Batasuna (HB) en torno a la violencia en Euskadi. Usted mismo ha calificado de históricos estos encuentros. ¿Qué resultados espera obtener?

Respuesta. No parto de una esperanza fundada. Nunca se sabe a dónde se puede llegar, sobre todo cuando la otra parte plantea las conversaciones como una preparación para que otros negocien. Simplemente hemos partido del principio de que hablar siempre es bueno, y más cuando el destinatario final de las conversaciones es un grupo cerrado como ETA. Todo lo que sea abrir caminos de diálogo es bueno.

P. En la próxima reunión van a examinar las propuestas políticas respectivas. ¿Los puntos de la alternativa KAS podrían tener cabida en el Estatuto de Guernica?

R. Ésa es precisamente la cuestión. Lo que queremos saber exactamente es cómo entienden los puntos de la alternativa ICAS quienes la defienden. Queremos una interpretación auténtica, la de sus autores, de lo que quieren decir cuando hablan de derecho de autodeterminación o de la integración de Navarra, y comprobar las coincidencias y las diferencias y hasta qué punto caben esas reivindicaciones en nuestra política o puede haber una vía legal para intentar su consecución.

El caso de Navarra

P. Por ejemplo, en el caso de Navarra, ¿hasta dónde está dispuesto a llegar el PNV?

R. Navarra forma ¡parte del mundo vasco, y a la hora de darle expresión política a nuestro pueblo no renunciamos a ella. Éste es un tema que se podía haber solucionado sin traumas en su momento. No se quiso hacer y, subrayo esta afirmación, se impidió. Ahora las cosas ya son diferentes. Haré todo lo que esté en mi mano para que un día nos encontremos en un mismo esquema político y autonómico, pero no deseo que ese proceso se produzca en contra de la voluntad de los navarros. Serán ellos quienes tendrán que optar, y si alguien pretende traerlos contra su voluntad, haré todo lo posible para impedirlo. El día que los navarros caigan en la cuenta de las cosas que les han metido, de que tienen una autonomía muy inferior, de que por sí solos no podrán desarrollar una vida política propia... por ahí está nuestro trabajo. Eso vendrá, estoy convencido; por eso quiero que venga a través de su libre voluntad.

P. ¿La negociación política es la solución necesaria a la violencia en el País Vasco?

R. No es la solución necesaria, existen otros recursos. Hay una posible solución policial, y no cabe excluir que un día pueda terminar con ese fenómeno. También se puede concienciar a la sociedad para que haga ver a quienes han escogido la violencia que resulta inadecuada para conseguir sus fines. Y puede producirse la disolución de ese movimiento. Puede haber diferentes soluciones, y una de ellas puede ser también la negociación. De hecho, ETA político-militar terminó su actividad violenta a través de una negociación política, porque pactar una fórmula de salida de presos tiene un contenido político indudable. ETA pide un acuerdo con los poderes del Estado, pues no vamos a poner vallas al campo, aunque el que eso llegue a hacerse no depende de nosotros. Estamos a la expectativa. Lo que nunca saldrá de ese diálogo con HB, desde luego, es una desautorización por nuestra parte del Gobierno vasco. Si HB y ETA no reconocen a este Gobierno, es su problema.

P.Usted ha defendido la negociación con ETA para evitar una solución traumática. ¿No le parece que ya es traumática de por sí la existencia de ETA?

R. Sí, sí, claro que es traumática. ¡Y hasta qué punto! Pero las soluciones también pueden ser traumáticas o no serlo. Yo entiendo que a medida que las instituciones se vayan afianzando y consolidando, a medida que el Gobierno vasco y la policía autonómica tomen las riendas del aseguramiento de bienes y personas, que legalmente les corresponden, no pueden andar distinguiendo si el que secuestra o dispara en la nuca pertenece a una ideología u otra. Será su deber reprimir estos hechos y hacer cumplir la ley. Para eso está un Gobierno. Cuando haya terminado el proceso de asunción de competencias, el Gobierno vasco tendrá que enfrentarse a todo el que aquí ande con las armas en la mano. Eso es inevitable.

Diagnóstico conjunto

P. Hasta que ese momento llegue, ¿está el PNV dispuesto a prestar la colaboración que el Gobierno central y el partido socialista reclaman para la lucha contra la violencia?

R. Colaboración es laborar conjuntamente. Primero, hacer un diagnóstico conjunto, y después, establecer las terapias correspondientes, entre otras, cómo aplicar la ley. Hay mucho de que hablar. Hasta ahora, lo que los socialistas piden no es colaboración, sino subordinación. Hacen su plan ZEN, desarrollan las medidas abiertas u ocultas que creen convenientes y nos asignan un papel. Eso no es colaboración. No estamos dispuestos a no tener arte ni parte a la hora del diagnóstico y de la concreción de un proyecto para afrontar un problema que nos afecta seriamente y que luego se nos asigne un papel.

P. El Gobierno Ardanza ha restablecido desde Vitoria el diálogo con el Gobierno central. ¿Cuál es su balance?

R. Las relaciones con Madrid han sido más fluidas, aunque subsisten problemas graves. Creo que el balance ha sido muy positivo, con un punto negro, la ley orgánica del Poder Judicial, que se saltó claramente el Estatuto en materia de las competencias que el Gobierno vasco debe tener sobre la administración de justicia. Es el Tribunal Constitucional el que debe juzgarlo. En cambio ha habido un éxito notable en el tema del IVA, que afectaba a la mitad de los contenidos del Concierto Económico y de la ley de Policía, que hubiera podido dificultar el desarrollo del Estatuto. Hemos logrado que se respete el Estatuto en puntos fundamentales, rompiendo una dinámica anterior que se saltaba sistemáticamente sus contenidos. En otro marco distinto al de distensión y diálogo entre el presidente González y el presidente Ardanza no se hubiera logrado.

P. En sus últimas intervenciones públicas usted ha abandonado las acusaciones a Madrid para insistir en la responsabilidad de los vascos.

R. Los problemas no han terminado y todavía tenemos un montón de aspiraciones en cuanto a la profundización de nuestra autonomía, no nos llamemos a engaño. He hablado de nuestra propia responsabilidad, pero eso no es nuevo, lo he hecho en, otras ocasiones. Sí creo necesario recordar cada vez más que aunque estemos insatisfechos o mantengamos exigencias pendientes tenemos también un nivel de responsabilidad y hay ya una serie de cosas que dependen de nuestra actuación. Nunca renunciaremos a nuestros objetivos, pero debemos admitir seriamente que tenemos que cumplir nuestros compromisos. Lo contrario sería esconder la cabeza debajo del ala.

P.¿El PNV sigue pidiendo para Euskadi un trato diferenciado respecto, a las demás comunidades2

R. No buscamos una diferenciación, que respondería a algún tipo de complejo, sino nuestra realización propia. Esta realización puede revestir unos caracteres que nos distingan de otros, pero la diferencia sería una resultante, no un supuesto previo. Nosotros exigimos unos niveles de poder para organizarnos a nuestra manera y arreglar nuestras cosas. Tampoco renunciamos a la libertad que tuvimos en el pasado. Por esta razón seguimos sin aceptar la Constitución aunque la acatemos. Con esta Constitución, los nacionalistas vascos no nos sentimos cabalmente integrados en el Estado, tal y como está organizado. La recuperación ole nuestra libertad histórica es la raíz del problema vasco, que existía antes de que naciera ETA y existirá después de que ETA haya desaparecido.

Parlamento Europeo

P. El PNV ha visto cumplida una aspiración muy antigua con el ingreso en las Comunidades Europeas. ¿Por qué reclama una representación directa en Estrasburgo, elegida en una circunscripción específica?

R. Europa representa a largo plazo, porque todavía está en embrión, un proyecto político de mucha mayor amplitud que el Estado español y que puede propiciar mejor la satisfacción de nuestras exigencias sin distorsionar la convivencia. Muchas cosas van a ser replanteadas en los próximos decenios. Los países pequeños, que llevamos las de perder, podemos encontrar mayor comprensión y más oportunidades para desarrollarnos, aunque también hallemos problemas adicionales. Queremos una circunscripción autónoma para los comicios europeos porque se trata de una elección directa que rebasa el poder del Estado y que debe respetar la personalidad jurídica de las autonomías. Si el Parlamento español, por intereses de partido, elabora una ley que pase por encima de nuestro criterio y se constituye una circunscripción estatal única, quizá con ciertas correcciones, no lo aceptaremos, pero para las siguientes elecciones será probablemente el Parlamento europeo el que haga la ley electoral y determine el tipo de distritos. Como nuestro planteamiento es a largo plazo, tampoco nos vamos a morir sí los intereses de partido impiden la circunscripción autonómica, pero vamos a luchar por conseguirla.

"Entre el 'euskera' y la independencia escogería lo primero"

Pregunta. Los obstáculos para quienes emplean la lengua vasca no han desaparecido. ¿Ha fracasado el Estatuto de Guernica en hacer posible un verdadero bilingüismo?Respuesta. Lo que yo me preguntaría es si se ha aplicado el Estatuto en esta materia. Y evidentemente no se ha aplicado. Una comunidad es bilingüe cuando tiene dos lenguas igualmente oficiales. En los servicios públicos, el ciudadano debe tener el derecho a ser atendido en cualquiera de las dos. Aquí, una parte del Partido Socialista y sus gobernadores civiles dicen que se produce una discriminación cuando se exige a un funcionario que domine las dos lenguas oficiales, pero no se considera discriminatorio que a un ciudadano que quiere que se le hable en euskera no se le atienda. Se aplica por la fuerza un concepto de bilingüismo que discrimina al que habla euskera, con el apoyo de un tribunal contencioso-administrativo detrás de cuyos componentes adivino una mentalidad concreta.

P. Puntuar el conocimieno de la lengua vasca en pruebas de acceso a la Administración ha sido declarado anticonstitucional por los tribunales. ¿Qué fórmula legal queda para conseguir un funcionariado bilingüe?

R.Creo que habría que puntuar igualmente el conocimiento de las dos lenguas oficiales, el castellano y el euskera. De otra manera llegamos a absurdos. Los gobernadores recurren contra la puntuación que se otorga al euskera, pero no se molestan en impugnar los puntos que se conceden al conocimiento del inglés. Esto es ya caer en el sarcasmo. El conocimiento del inglés para atender a los turistas se considera exigible en determinados puestos públicos, pero no se juzga necesario el dominio del euskera para atender en una lengua que es nuestra a ciudadanos que vivimos aquí. Eso no lo aditiremos nunca. Si la interpretación de la ley va por ese camino, llegaremos a situaciones de ruptura.

P. Y si tuviera que elegir entre la plena recuperación de la lengua vasca y la independencia, ¿qué escogería?

R. Eso es casi un acertijo un planteamiento irreal; pero yo escogería una Euskadi que hablara plenamente el euskera, sin dudarlo. Podría matizarse mucho, alguien podría objetar que con la independencia se conseguiría también el uso pleno del idioma; pero entre una Euskadi independiente que hablara castellano y una Euskadi no independiente, pero plenamente vascohablante, escogería lo segundo. Una lengua no es sólo un medio de intercomunicación. Detrás hay una historia, una mentalidad y una filosofía. Yo no quiero ser el último que hable euskera y cerrar toda la hilera de generaciones que han existido hasta llegar a mí.

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