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Margaret Thatcher reafirma su política, pese a los recientes reveses conservadores

Margaret Thatcher ha hecho bueno, una vez mas, el conocido refrán inglés you cannot teach new tricks to old dogs (no se pueden enseñar trucos nuevos a perros viejos), cuya traducción libre al castellano podría ser: genio y figura, hasta la sepultura. La ocasión para comprobarlo la clausura hace menos de 48 horas del congreso anual de los conservadores escoceses en Perth. Ante un partido deprimido por ocho días de sucesivas noticias adversas, la primera ministra británica no ofreció sino más dosis de la misma medicina que ha aplicado desde 1979.

Con el mismo tono firme y convincente que le ha hecho famosa, la líder conservadora, que cumplirá 61 años; el próximo octubre, manifestó que tenía "Ios mismos redaños" para resolver los problemas que tiene ahora el: Reino Unido que cuando ganó las elecciones por primera vez hace siete años, y resolvió, según ella, los que había entonces.La reciente cadena de desgracias para los tories (conservadores) se inició el jueves, día 8 cuando, por primera vez en 33 años, perdieron ante los liberales de la Alianza el escaño rural de Ryedale, en el condado de Yorkshire, y retuvieron por sólo 100 votos el de West Derbyshire, ganado en 1983 por una mayoría de 16.000.

Al mismo tiempo, las elecciones locales y regionales les proporcionaron su peor resultado en siete años, con la pérdida de más de 700 escaños, de los que más de 500 fueron a parar a los laboristas, cuyo líder, Neil Kinnock, afirmó que su partido había iniciado el camino que terminaría con una mayoría en Downing Street (sede de la oficina de los primeros ministros). Una afirmación no totalmente cierta, ya que la extrapolación de los resultados de las elecciones locales no arrojaría una mayoría para los laboristas en las generales.

Dos días después de las elecciones, el estilo y la política de la señora Thatcher y del presidente del Partido Conservador, el combativo Norman Tebbit, sufrieron un ataque por parte de un destacado político tory, el líder conservador en los Comunes, John Biffen, quien se pronunció a favor de "unas candidaturas equlibradas" que compensen el binomio Thatcher-Tebbit si el partido quiere ganar las próximas elecciones.

Para Biffen, no es concebible, en el caso de -una victoria conservadora, que Thatcher permanezca todo el mandato como primera ministra. De ahí que proponga la inclusión de candidaturas equilibradas para elegir de entre ellas el futuro líder del partido conservador. El viernes fue un día demoledor para, los conservadores. De los cuatro índices económicos publicados sólo el referente á la inflación les fue favorable, con una reducción al 3%'y la esperanza de que reduzca todavía medio punto antes de fin de año. Pero el desempleo volvió a crecer hasta 3.325.058. La productividad cayó en 0,3 puntos en el primer trimestre y los salarios crecieron en un 7,5%, lo que proyecta una nube negra en las posibilidades comerciales de este país con relación a sus competidores. Un día antes, los astilleros anunciaron el cierre de dos de sus instalaciones y el despido de más de un tercio de su fuerza laboral.

Por si esto fuera poco, también el viernes, una encuesta Gallup publicada en el conservador Daily Telegraph colocaba al partido en tercer y último lugar en las preferencias de los votantes, con un 27,5% de aceptación, detrás de la alianza liberal y socialdemócrata, con un 32,5%, y de los laboristas, a la cabeza de la encuesta, con un 37%.

Margaret Thatcher ha conseguido victorias importantes en sus siete años de gobierno. La inflación ha bajado en más de 14 puntos, el Reino Unido exporta mas que nunca, las inversiones están en un nivel récord y la fortaleza de la libra es notoria a pesar del descenso del precio del petróleo.

A ello hay que añadir su nada despreciable victoria sobre el radicalismo sindical. Pero, quizá, como en el caso de Giscard d'Estaing en Francia, los británicos desean un cambio de estilo. Quizá, como dice el propio Biffen, las sociedades modernas deseen que los gobiernos "expliquen y no prediquen".

Queda por ver si, a pesar de la inflación que ella misma califica de "dragón al que hay que vencer", su estilo combativo y su fe en sus convicciones pueden, como ayer mismo dijo su oponente, el líder socialdemócrata David Owen, ganarla un tercer mandato.

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