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ELECCIONES, EL 22 DE JULIO

La Conferencia episcopal recuerda al electorado la obligación de votar en "coherencia con la propia fe"

El Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal publicó ayer una nota "para orientar las conciencias" ante el voto de las próximas elecciones, en la que recuerda al electorado la obligación de votar en "coherencia con la propia fe".

Hace tres semanas el pleno de la misma Conferencia, en el documento sobre la presencia de los católicos en la vida pública, afirmaba que "salvo en situaciones muy excepcionales, en las que estén en juego de manera colectiva los derechos fundamentales de la persona y de la sociedad, la autoridad eclesiástica no puede señalar la obligación moral de votar en un determinado sentido".

En esta nota los obispos dicen: "No pretendemos coartar la libertar de los votantes en sus legítimas preferencias políticas. Señalamos simplemente, las cualidades y características del orden moral que han de acompañar, en cualquier caso, el voto de los católicos".

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La nota toca tres puntos: la obligación de votar en coherencia con la propia fe; el deseo de que la campaña electoral sea veraz y respetuosa, y un breve apunte sobre la función de los medios, especialmente los estatales, en la campaña electoral. En el primero, el más extenso, se enumeran las preferencías que, a juicio de los obispos, deben promover los católicos: "La protección legal de la vida humana en todas sus circunstancias, desde la concepción hasta la muerte"; "el establecimiento de la justicia, con especial atención a los más débiles; el reconocimiento efectivo de las libertades públicas y sociales frente a la hegemonía de los poderes del Estado; la protección positiva de la familia y sus derechos; el respeto real a la libertad y a los sentimientos religiosos de los ciudadanos; el establecimiento de un régimen de enseñanza en libertad e igualdad de oportunidades para todos; el progreso, en fin, de la calidad de vida desde el punto de vista económico, cultural y moral".

En esta lista de prioridades o preocupaciones se aprecia una orientación vaga pero suficiente, según una fuente eclesiástica, que recuerda las críticas y aun los conflictos del Gobierno socialista con la Iglesia católoca. La nota no desciende a explicar en qué medida esos objetivos tengan que estar asegurados en el programa electoral de un partido, ni si la falta de uno de ellos es razón suficiente para negarle el voto. "Es evidente", dicen, "que ningún programa político resulta plenamente satisfactorio ni puede estar configurado a la medida de la conciencia o de las aspiraciones de todos y cada uno de los ciudadanos". Establecen el principio general de "apoyar positivamente a los partidos y a las personas que nos ofrezcan mayores garantías de favorecer el conjunto del bien común". Ello habrá de juzgarse por "el lenguaje de los hechos y los resultados obtenidos" más que por las promesas.

Campaña veraz y sincera

Para la campaña electoral desean y piden que sea veraz y sincera, respetuosa y moderada, realista y alentadora". "Hay que evitar cuanto signifique ocultamiento o deformación de la realidad, descalificación sistemática de las personas o de los grupos, recurso a promesas halagadoras que luego no se podrán cumplir".

A los medios de comunicación les piden "una información objetiva y suficiente", dada la gran importancia de la función que desempeñan. Hacen especial mención de los medios de titularidad pública que deben estar al servicio de la sociedad y únicamente del Gobierno o de algún grupo.

No parece, pues, que se den ahora esas "situaciones muy excepcionales" en las que podrían imponer a los católicos una obligatoriedad moral del voto en un sentido concreto. Señalan su predilección por determinados objetivos. Y aunque dejan en libertad a los católicos, sus expresiones responden a formulaciones utilizadas no pocas veces contra la gestión del Gobierno socialista.

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