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Tribuna:SAN ISIDRO 86
Tribuna
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Fiesta, que te quiero fiesta

Qué contratiempo: el oso es una osa, era onanista y estaba subida encima de un magnolio. La primera identidad, un equívoco. Reed'in'vertidos, psicodélicos insurrectos, nuevas princesas, zurdos que han vuelto al vaquero (odian lo americano y quieren tenerlo cerca del trasero), Isidros de paquete de Fortuna y mil pesetas, putitas de río. Salen corno ratas de los mismísimos bajos de una cuarta de betún neoyorquino. Fiesta que te quiero fiesta.Las elecciones van a coincidir con las erecciones, y la chusma de apátridas se ha multiplicado por cientos de perturbados venidos de la bruma. Se quejan de este corral antaño hostigado ("cuando tienes mirada de Valle te hieren los Sorollas"), pero la mitifican como si fuera la ciudad ideal que todos llevamos dentro. Seudogenets de carretera, vienen acólitos a los nuevos templos, del auditorio de la Casa de Campo, del Palacio de los Deportes. Supervivientes de nada acuden a todo para olisquearse. Es el certificado, la fe de vida de los cobardes.Madrid huele estos días a entretiempo, a goma machacada, a placer, a delito. En las crestas de los punks han brotado las primeras petunias, pero odian la maldita luz mesetaria, quizá porque a esas horas la risa va por barrios y por barrancos. Madrid les mana en la noche y les vacía de día como si fueran armaríos.Leguina-Barranco, tanto monta, mientras llevan al astillero la movida, la parida, la despedida para pintarle el casco a ver si, entre tanto, se les ocurre otro nombre, han puesto miles de vatios, rayos láser, pantallas gigantes de vídeo. Es la multiplicación de las especies, el gran simulacro. Mientras se corre solo se respira. Devorad los ídolos de la movida (son de pastel): girls, de la calle de la Cruz para campeones olímpicos del de samor, tipos del Amnesia, del nuevo Retiro, del Templo del Gato del "¿Bailas, Carol, pintados por Ceesepe, faralaes sureños en las ropitas de Agatha, puntillas taurinas de Almodóvar para el sexo fuerte, obras de arte por cuatro perras de El Nigeriano (un oriundo).

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Debajo del asfalto estaba la playa, pero sólo había canchas vacías que brillaban, y las gaviotas, para adaptarse al medio, se han convertido en urracas. Disfrazado el tercermundismo de modernidad, este caos obliga a pensar a los periféricos sobre lo locos que andan los Romanones, pero no, ya digo, la autosugestión ha llegado al mismísimo Oviedo. Venden la movida como otros vendieron catedrales.

Marruecos empieza en Tirso de Molina y somos ya tan universales que nadie es capaz de distinguir al Madrid de las sayas del de las rayas, de, harina de pescado, claro (gracias, Poblet).

La aldea celebra, dicen, sus santos patrones, golfos santos madríleños, colegas nuestros antes de reconvertirse a la mojigatería, presentables gentes de trueno: del vago Isidro a Pedro Navarro Elchi, un pinta del XVI, una vida ejemplar de piratería y tráfico de esclavos; Sebastián de Ontañón, pendenciero y matón; Pedro Torres, Miranda, que arrasó media Europa con sus fechorías; Enrique Tierno, militante del coloque marxista.

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