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Algo de dieta para las Naciones Unidas

Un grave peligro se cierne sobre las Naciones Unidas. No es lo que sale en los titulares de prensa, es decir, su posible colapso dada la carencia de liquidez financiera. La verdad es que gracias a sus problemas financieros está eludiendo lo que realmente amenaza su existencia: la obesidad. El organismo ha cumplido cuarenta años y está gordo. Ensanchar a esa edad media puede ser mortal si no se pone a dieta.La obesidad es un riesgo que corre toda organización financiada con fondos públicos. Alguna puede salvarse si los parlamentarios están determinados a indagar dónde va a parar el dinero que sus conciudadanos pagan al fisco. Las Naciones Unidas no pertenecen a esa categoría. En un organismo cuyo principal objetivo es preservar la paz, resulta difícil cuantificar los resultados. La mayoría de los Gobiernos miembros no tienen que rendir cuentas ante parlamentos libremente elegidos. Y una gran parte está en la envidiable posición de poder autorizar gastos que serán sufragados casi enteramente por otros.

( ... ) Ningún díplomático quiere negarse ni siquiera al más tonto de los proyectos si con ello ofende a su casta, pues más tarde puede necesitar que le devuelvan el favor. Esto explica por qué se vota continuamente en Naciones Unidas la creación de más conferencias, más departamentos y más documentos. Sólo una sesión de la Asamblea General genera más de 230 páginas de documentos, la mayoría de los cuales caen directamente en el olvido, así como la mayoría de los monótonos y repetitivos discursos y los miles de resoluciones palabreras. Lo único que consiguen es ridiculizar a las Naciones Unidas y acelerar su declive.

(...) La senadora Nancy Kassebaum ha propuesto que, si las Naciones Unidas no adoptan una resolución acerca de cómo se gasta el presupuesto, Estados Unidos debería reducir su contribución del actual 25% a un 20%.

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( ... ) Si los Gobiernos quieren tomarse en serio la tarea de salvar a las Naciones Unidas, podían empezar por insistir en que se pormenorice el gasto de sus numerosas agencias de forma inteligible y que se someta a público escrutinio. Las oportunidades de ahorrar dinero son enormes, y como botón de muestra se puede citar una conferencia celebrada esta semana en Suiza: todos los delegados viajaron en primera clase y recibieron una orquídea a su llegada. El tema de la conferencia eran los refugiados. En una escala mayor, y en beneficio de una mayor claridad y sanidad, la asamblea de este año podría reducirse de cuatro meses a unas seis semanas. Economías de este tipo no solamente pueden evitar a los países medianos que paguen más, sino librar a las Naciones Unidas de su fatal obesidad.

10 de mayo

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