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SAN ISIDRO 86

Exito de los conciertos en el nuevo auditorio de la Casa de Campo

La casi increíble multitud de jóvenes que acudió el sábado al concierto de los británicos The Kinks y el domingo al de los representantes del rock madrileño, Rosendo, Burning y Barricada, ha sido la noticia más destacada de estos dos primeros días de festejos de San Isidro. Las fiestas continuaron ayer muy animadas. Buen número de curiosos presenció el festival aéreo del aeródromo de Cuatro Vientos, y en las verbenas de las Vistillas menudean los madrileños vestidos a la manera castiza que! se arriesgan a bailar un chotis. La popular cantante madrileña Olga Ramos plantó un madroño ante la ermita de San Isidro.

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Aunque ayer no hubo tanto personal como en el concierto de The Kinks, la enorme lla del auditorio estaba rebosante de: jóvenes que se identificaban con la música y el lenguaje directo de los grupos madrileños. Los que no querían o no soportaban mucho rato el ambiente asfixiante del auditorio, cubierto por tina boina de polvo y humo, se deslizaban hacia las casetas de bebidas cercanas o bajaban a la feria de atracciones instalada junto al lago.Encontrar un sitio donde dejar el coche en medio del laberinto oscuro de la Casa de Campo era toda una odisea. La prohibición de aparcar dentro del recinto ferial no amedrentó a los miles de automovilistas que se desplazaron en su vehículo particular. Los atascos originados en la carretera de Extremadura y en la M-30 fueron memorables.

Quienes optaron por los apretujones del metro o del autobús no notaron gran diferencia al llegar al auditorio, condenados a las estrecheces previas a la entrada al recinto. La Policía Municipal velaba para que nadie se colase con litronas debajo del brazo. Una a una, los jóvenes apuraron hasta la última gota de su botella, antes de abandonarla, para poder entrar al auditorio. Los más rezagados se encontraron así con una espontánea y molesta alfombra de envases de cristal camino del concierto.

Chotis en Las Vistillas

"El corazón del casticismo está aquí, en Las Vistillas, por más que quieran llevarse la fiesta a la Casa de Campo". Quien así habla es el popular maestro Izquierdo, que ameniza con. los sonidos entrañables de su organillo las noches en el jardín de Las Vistillas. "Con todos mis respetos para los jóvenes de los pelos de punta", añade, "las fiestas de San Isidro han resucitado gracias a Las Vistillas".

Cuando el bochorno de las tardes isidriles comienza a remitir un poco, parejas de todas las edades sueñan con llevarse el gato al agua en el concurso de chotis. Las terrazas de Las Vistillas están entonces abarrotadas de público y sólo unos pocos privilegiados pueden observar las evoluciones de los concursantes a nivel del suelo. "No entiendo por qué no aprovechan el escenario para que bailen las parejas", comenta un visitante asiduo de los jardines. "Sólo los miembros del jurado tienen el privilegio de ver a los concursantes", añade.

A las nueve y media de la noche es difícil dar un paso en Las Vistillas. Tomar un chocolate con churros es sinónimo de guardar cola pacientemente durante varios minutos. Mientras tanto, decenas de parejas marcan tímidamente los pasos de un chotis y, sobre todo, levantan polvo. Dos cupleteras, mantillas a sus hombros y años a sus espaldas, se convierten en el centro de atracción para oídos y miradas que observan con nostalgia.

Por la mañana, ante buen número de curiosos, al que había que sumar los automovilistas sorprendidos en su itinerario por el plilanear de alas delta y aviones sin motor, se celebró el vistoso festival aéreo de Cuatro Vientos.

Por la tarde, el cardenal anzobispo de Madrid-Alcalá, Ángel Suquía, acudió a la ermita de Sim Isidro para bendecir el agua de la fuente milagrosa, en presencia,clel alcalde, Juan Barranco, que prometió su asistencia al acto, a pesar de no ser un hombre inclinadio a las ceremonias religiosas.

Tras el acto religioso la popialar cantante madrileña Olga Raimos plantó un madroño en los jardines que rodean la ermita del santo.

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