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Reportaje:

El 'monstruo' de Florencia

La ciudad italiana, bajo la pesadilla de un maniaco sexual que ha asesinado y mutilado a 16 jóvenes

Juan Arias

Con la primavera, y con ella el bullir de la sangre juvenil, las autoridades de la ciudad italiana de Florencia temen que pueda entrar otra vez en acción el tristemente famoso monstruo o maniaco sexual que en los últimos años ha asesinado a balazos a 16 personas y después ha mutilado atrozmente los cuerpos de sus víctimas. El jueves pasado se reunieron todos los alcaldes de la provincia de Florencia con los responsables de orden público para adoptar medidas de prevención.

Este año llegarán a Florencia millones de turistas, tanto italianos como extranjeros, por ser la capital de la cultura europea, motivo por el cual habrá centenares de atracciones artísticas. En la reunión de autoridades se pidió que se pusieran en todas las zonas peligrosas -como parques, prados y bosques de los alrededores de la bellísima ciudad de los Medici- unos carteles en varios idiomas que dijeran: "Atención al "monstruo" o bien "Atentos al maniaco sexual". Pero la idea fue descartada por consejo de los psicólogos, que explicaron que tales carteles podían crear psicosis o excitar más al asesino.También se excluyó la idea de declarar prohibidas algunas zonas, en las que se impidiera entrar a las parejas de enamorados. Tal decisión hubiese suscitado la oposición juvenil.

De ahí que se haya pensado en una acción de información a través de las oficinas de turismo y, sobre todo, en hoteles y campings. Una información que debe ir dirigida, han dicho los alcaldes y la policía, a todas las parejas jóvenes que lleguen en este período a Florencia.

Porque son estas parejas las víctimas propiciatorias del asesino. Les ha declarado una guerra sin cuartel y se ha cobrado ya las vidas de 16 jóvenes: 12 italianos, dos franceses y dos alemanes. El maníaco de Florencia dispara sobre ellos, en el momento del éxtasis, sus balas calibre 22, marca Winchester, serie H, con una pistola Beretta. Cuando son ya cadáveres se divierte mutilando atrozmente los cuerpos.

Lo increíble es que el 'monstruo' parece más un fantasma que una persona, ya que no hay quien le atrape. Hace años que la policía y los carabineros, inútilmente, están movilizados en Florencia para darle caza. No sólo no logran dar con él, a pesar de las trampas que le han puesto, sino que el maníaco sexual se burla de las fuerzas del orden y de los magistrados que investigan sus horribles crímenes.

Máxima crueldad

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Se ha pedido la ayuda de sociólogos y psiquiatras, pero de nada ha servido hasta ahora. Y puesto que en Florencia, en los últimos años, junto con los crímenes del 'monstruo' han aumentado los delitos de sangre sin móvil aparente, sin rastro en su ejecución de organizaciones delictivas como la Camorra o la Mafia, hay algún psicólogo que ha llegado a pensar que sea siempre el mismo y misterioso maníaco el autor de todos los asesinatos. Con una marca distinta, pero con el común denominador del más absoluto anonimato y de la máxima crueldad. Incluso se ha barajado la hipótesis de que pueda tratarse de alguien muy influyente o muy protegido.Al comienzo de este rosario de muertes, el asesino de Florencia mantenía el más absoluto silencio y anonimato tras sus acciones violentas. Sólo el año pasado, por primera vez, cayó en la tentación de enviar un mensaje. Lo hizo a una magistrada, a Silvia della Monica, que había sido la primera en investigar sobre el monstruo. Le mandó en una carta por correo, un trozo del seno de su última víctima, la joven francesa Nadine Mauriot.

Se pusieron en marcha los estudiosos de la patología mental. Se dijo que el asesino empezaba a vacilar, que su ansia de exhibicionismo le había empujado a dejar huellas de sus acciones y que eso podría acabar traicionándolo.

Pero los mensajes se multiplicaron sin que se haya podido dar con la pista. Después del último homicidio, el año pasado, la policía encontró, en la plazuela delante del hospital Ponte, en Niccheri, una bala idéntica a las 60 usadas ya por el asesino contra sus víctimas.

A esto se unió el hecho de que en el prado donde había llevado a cabo su último atroz asesinato fue hallado un guante de cirujano aún nuevo. Se pensó enseguida que podía tratarse de un médico, o de un enfermero, o de algún enfermo crónico que entra y sale del hospital. Policía y Magistratura registraron todo el hospital de arriba a abajo, pero todo fue inútil.

Enseguida, otro mensaje. Los tres magistrados que llevan ahora la investigación, Piero Luigi Vigna, Francesco Fleury y Paolo Canessa, recibieron por correo, en tres sobres iguales, sin sellos esta vez, una bala cada uno, calibre 22 de la marca Winchester, como las usadas por el maníaco. Y un papel blanco con esta sola frase: "Os basta una bala por cabeza". Y con la carta y la bala les envió, a cada uno de los jueces, la punta de un dedo de un guante de goma de cirujano. Sea el monstruo o un provocador quien envió las misivas tiene que ser un experto, porque según los jueces no ha dejado una sola huella dactilar.

No existe certeza de que se trate del verdadero maníaco, aunque el sobre de la carta es el mismo que usó para enviar el trozo de piel del seno de una de sus víctimas a la magistrada Silvia della Monica. En aquella ocasión la carta había sido echada en el buzón de un pueblecito próximo a Florencia, en San Piero de Sieve, muy cerca de donde en 1984 el asesino había mutilado a cuatro de sus víctimas.

Mientras tanto, el caso se está convirtiendo en un verdadero negocio. Han sido producidas ya dos películas: El asesino está aún entre nosotros, hecha por Camillo Teti; y El monstruo de Florencia, libremente inspirada en la obra homónima de Mario Spezi, dirigida por Cesare Ferrario. Renzo Rontini, padre de la joven Pia, la penúltima víctima del maníaco, ha pedido el secuestro de ambas películas. La Magistratura ha censurado, sobre todo de El monstruo de Florencia, todas las escenas en las que se reproducían las macabras acciones del maníaco contra los cadáveres de sus víctimas.

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