Vida y muerte

Hace unos días sucedieron unos hechos que me gustaría presentar y comentar con el ánimo de efectuar algunas reflexiones sobre los mismos. En el servicio de urgencias de uno de los hospitales públicos de Valencia, tras atender inútilmente a un paciente que llegó en situación de extrema gravedad, se avisó a la familiapara comunicarles que había fallecido. Al recibir la noticia, uno de los hijos, mientras gritaba diciendo ¡le habéis matado!, entró en una de las dependencias colaterales, rompió las puertas, tiró al suelo el material que encontró a su paso y propinó un fuerte golpe a una de las enfermeras que se encontraban allí dentro. Sin entrar en una valoración de su actuación personal ante la recepción de la desagradable noticia, creo que este acontecimiento debería hacer evidente la necesidad de analizar algunos aspectos del papel que desempeñan los profesionales e instituciones sanitarios y la actitud que, en términos generales, se tiene ante un hecho como es el de la muerte.Prescindiendo de analizar la situación de confianza o desconfianza que existe en relación con los profesionales e instituciones destinados al cuidado de la salud, la incidencia de hechos violentos en estos centros, y la evidencia de que en cualquier actividad profesional pueden existir actuaciones irresponsables, conviene señalar que también existen actuaciones que a pesar de ser correctamente efectudas y aplicadas no conducen al fin

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