El Gobierno francés acompaña la devaluación del franco con duras medidas de austeridad económica
La devaluación del franco y las medidas de acompañamiento aprobada.s por el nuevo Gobierno conservador ftancés han sido acogidas con división de opiniones en medios políticos y con franco recelo en medios sindicales. Unos y otros esperan, sin embargo, el discurso que prontinciará el primer ministro, Jacques Chirac, el próximo día 9 ante la Asamblea Nacional, para adoptar una postura definitiva.El ministro de Economía y Finanzas, Edouard Balladur, explicó a su regreso de los Países Bajos que el reajuste de paridades en el seno del Sisteina Monetario Europeo (SME) había sido ejemplar, y que la decisión de provocarlo en frío, es decir, sin que existiera una imperiosa obligación técnica, había permitido "una gran serenidad".
El paquete de medidas de acompañamiento puede dividirse en dos grandes grupos: las destinadas a impedir que se dispare la inflación y las medidas de confianza que pretenden liberalizar el mercado y aligerar las cargas de las empresas.
Según el comunicado oficial del Ministerio de Finanzas, el Gobierno se ha fijado como objetivo para 1986 un aumento de la inflación del 2,4% cifra que los expertos estiman, sin embargo, demasiado optimista. Para intentar evitar un aumento desconsiderado de los precios al consumo, Balladur preconiza una línea bastante severa en lo relativo a las políticas monetaria, de salarios y presupuestaria. El Gobierno pretende limitar el aumento de la masa monetaria a menos del 5%, vigilando al mismo tiempo la evolución de las tasas de interés bancario. Más duros aún son los proyectos de ahorro presupuestario, que deberá ascender a 15.000 millones de francos para fin de este año, con el objetivo de alcanzar un equilibrio completo en 1988. "Esta línea de actuación", prosigue el comunicado, "supone una revisión inmediata de las tareas del Estado, la modernización de los medios de que disponen y la supresión de servicios, organismos y procedimientos cuya utilidad no esté demostrada".
Los funcionarios y los empleados de empresas del sector público (que son en Francia potenciales votantes de la izquierda) serán los primeros en sufrir las consecuencias de la nueva política salarial: en 1986 sus sueldos quedarán congelados. El Gobierno espera que esta medida, además de suponer un ahorro, arrastre a otros sectores a la moderación.
Prudencia en los precios
En el capítulo de la libertad de precios, el Gobierno de Jacques Chilrac ha decidido actuar con una cierta prudencia. Por el momento, no se liberalizarán los precios de los servicios, sino únicamente los industriales, y tampoco en su totalidad. Por el contrario, la liberalización será prácticamente corripleta en el control de cambios, suprimiendo todas las cortapisas que encontraban actualmente las empresas. Los particulares se beneficiarán también de las nuevas normas, porque podrán retirar en el extranjero 6.000 francos mediante cartas de crédito, y no 2.000 como hasta ahora.
Balladur admitió que uno de sus objetivos es favorecer la repatriación de capitales, que salieron. de Francia en gran número tras la victoria de los socialistas en 1981. "La liberalización irreversible de nuestra reglamentación de cambios y de precios testimonia la determinación del Gobierno de basar toda su política en la confianza", explicó el ministro de Economía. "Estas medidas no son un fin en sí mismas, sino un instruimento que permitirá luchar más eficazmente contra el paro", añadió.
"La pelota está ahora en el campo de los industriales franceses", aseguraba ayer el diario Le Monde. En efecto, Jacques Chirae ha apostado a que los empresarios sabrán aprovechar la oportunidad que el nuevo Gobierno les brinda para repatriar capitales, aumentar sus margenes y acudir al mercado internacional en mejores condiciones de competitividad.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.