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Londres invita a los protestantes del Uster a discutir el acuerdo anglo-irlandés

El secretario de Estado para Irlanda del Norte, Tom King, atacó ayer duramente a los extremistas protestantes del Ulster después de los enfrentamientos con la policía y fuerzas del Ejército, en los que 49 personas resultaron heridas, varios vehículos quemados y una serie de tiendas, propiedad de católicos, asaltadas. King invitó a los dirigentes protestantes a reunirse de nuevo con la primera ministra, Margaret Thatcher, para discutir otra vez el acuerdo anglo-irlandés que concede a Dublín un papel consultivo en la Administración del Ulster.King, en una declaración al programa Noticias a la una, se preguntó cómo se podían calificar de loyalists (leales) -junto con unionists, el adjetivo utilizado por los protestantes frente al de republicanos que usan los católicos para expresar su adhesión a la República de Irlanda- unas personas "que atacaban a miembros de instituciones como el Royal Ulster Constabulary (RUC, la policía local) y las fuerzas armadas al servicio de la Corona".

El miembro del Gobierno de Margaret Thatcher, a cargo de las relaciones con la conflictiva provincia, invitó a los dirigentes unionistas a volver a reunirse con la primera ministra para discutir de nuevo el acuerdo anglo-irlandés, considerado por los protestantes como una venta del territorio a Dublín, y declaró que incidentes como los registrados durante el lunes y el martes no servían precisamente para promocionar la causa del Ulster en el resto del Reino Unido.

Los disturbios se produjeron como consecuencia de la decisión de King de prohibir la tradicional marcha de una asociación orangista, los Apprentice Boys (Los Aprendices), en Portadown en el condado de Armagh, fronterizo con la República de Irlanda, a petición de la Policía. Sir John Hermon, jefe del RUC, manifestó que tenían informaciones fidedignas según las cuales miembros de organizaciones paramilitares protestantes pretendían utilizar la marcha para lanzar un ataque con cócteles molotov y armas de fuego contra los barrios católicos.

A pesar de la prohibición, unos 3.000 protestantes desafiaron a las autoridades y se enfrentaron con la Policía y fuerzas del Ejército en las calles de Portadown. El resultado de la batalla campal se tradujo en 49 heridos, tres de ellos graves, y en el asalto de 12 tiendas, propiedad de católicos, por jóvenes protestantes.

Durante el día de ayer, se registraron varios incidentes en diversas localidades de la provincia, entre ellos la quema de cuatro casas de católicos, en Lisburri en el condado de Antrim. Igualmente, las viviendas de varios policías del Royal Ulster Constabulary fueron apedreadas por miembros de organizaciones protestantes.

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