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El Fondo Monetario Internacional estudiará este mes la revisión del 'plan Baker'

Los ministros de Finanzas y Hacienda de los países miembros del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se reunirán este mes de abril, primero en Washington y luego en París, para, aparte de concretar sus previsiones inmediatas sobre la economía mundial, revisar el plan Baker de asistencia a las naciones deudoras y concretar una mayor cooperación en política monetaria, fundamentalmente en tipos de cambio.

Los encuentros, denominados reunión de primavera del comité interino del Fondo Monetario Internacional y conferencia ministerial de la OCDE, están marcados este año por un interés inusitado. La caída de los precios del petróleo ha abierto una brecha en el túnel de una crisis en la que se instaló el mundo occidental hace 10 años. Asimismo, el agravamiento de la situación de endeudamiento del Tercer Mundo ha forzado a las naciones acreedoras a buscar nuevas soluciones al problema.En un tercer frente, los déficit presupuestario y exterior de la primera economía occidental (Estados Unidos) han provocado un cambio histórico en la política global de cambios flexibles, decidida a raíz de la suspensión de la convertibilidad del oro en 1972, caminándose ahora hacia una estrategia, si no de paridades fijas, por lo menos de cambios previsibles.

La idea de regresar a un sistema de cambios fijos en las monedas procede del presidente francés, Frangois Mitterrand, que la presentó -sin mucho éxito, por cierto- a la cumbre de Versalles hace ahora ya tres años. La propuesta fue rechazada sistemáticamente por la Administración Reagan, que hizo valer su influencia en el denominado grupo de los diez (países más industrializados del mundo) para que un informe, presentado el pasado verano, si bien admitía la posibilidad de introducir mejoras en el actual sistema monetario mundial, rechazaba la idea de modificar el actual funcionamiento de los cambios flexibles.

La reunión del grupo de los cinco (Estados Unidos, Japón, República Federal de Alemania, Francia y Reino Unido), celebrada en el hotel Plaza de Nueva York el pasado septiembre, dio un primer vuelco a esta política e introdujo el concepto de "la necesidad de una mayor cooperación" entre las políticas monetarias de las naciones industrializadas. El alto valor del dólar, que ponía en grave peligro la posibilidad de una recuperación de la economía occidental y que arrojaba serias dudas sobre la capacidad de pago de las naciones deudoras, fue, sin duda, el argumento final en esta vieja polémica entre Washington y París. Desde entoces, la idea de una vuelta a un sistema previsto en los tipos de cambio se ha asentado en la comunidad internacional.

Tipos de cambio

La nueva política avanza la idea de establecer un sistema de sincronización de los tipos de cambio que sirva, a su vez, para llevar adelante una mayor coordinación en los tipos de interés de las naciones más industrializadas. En esencia, se trata de establecer unas zonas de referencia para los tipos de cambio, dentro de los cuáles podrían moverse los cambios relativos entre las principales monedas. Un asesor del presidente Mitterrand, Jacques Attali, ha elaborado un plan concreto, con cuatro fases diferenciadas, para llevar adelante este objetivo.Fuentes monetarias señalan que, si bien la idea francesa es todavía demasiado avanzada para lo que tienen en mente los técnicos que manejan la política económica en Washington, el paso dado en las últimas reuniones del grupo de los cinco es tal que nadie duda ya de la inevitabilidad de un cambio fundamental en los actuales mecanismos. Los resultados obtenidos en el control del dólar han sido llamativos y, en este sentido, muy pocos dudan de que se vuelva a una época en que la confrontación monetaria era la clave en el funcionamiento del sistema.

Otro problema fundamental de las reuniones de Washington y París será la deuda del Tercer Mundo, concretamente la latinoamericana y la africana. Si el pasado año conoció un cambio dramático en los planteamientos de las naciones acreedoras, con la aparición del denominado plan Baker en las reuniones anuales del FMI celebradas en Seúl en octubre pasado, que suponía la inyección de 29.000 millones de dólares adicionales en los pasivos de estos países, la caída de los precios del petróleo ha introducido variantes profundas en aquellos planteamientos.

Las sensibles disminuciones en los ingresos exteriores que México, Venezuela o Nigeria experimentarán por el hundimiento de los precios del crudo ha hecho que numerosas naciones deudoras se planteen si estos fondos adicionales serán "suficientes" para resolver el problema planteado o, dicho de otra manera, para evitar el colapso financiero de estos países. Es previsible, en este sentido, que Washington acuda con algunas nuevas ideas" a este respecto, quizá con una versión modificada en cuanto a los objetivos de aquel plan. Pero el tema que quizá más brille de las dos reuniones -y de la de Tokio entre los países más ricos- sean las previsiones para la economía mundial a corto y medio plazo.

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