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El 'sindrome de Tous'

El MOPU construirá una nueva presa en el Júcar, capaz de soportar cualquier riada

La rotura de la presa de Tous en 1982 y el consiguiente procesamiento de cuatro ingenieros han modificado, incluso profundamente, los modos de actuar de la Administración y los profesionales que trabajan en las obras públicas. Aquélla ha llegado a retrasar, al menos en el País Valenciano, el inicio de algunas obras hasta contar con un detallado estudio de la hidrología de la zona en que habrían de ubicarse. Se han reformado proyectos para aumentar unas dimensiones consideradas insuficientes en caso de grandes avenidas. Son diversas manifestaciones del llamado síndrome de Tous, una de cuyas consecuencias es el proyecto de la nueva presa, capaz de soportar una inmensa riada de 26.000 metros cúbicos por segundo, un diluvio que tiene una probabilidad nula de producirse.

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El Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo (MOPU) construirá un complejo de tres presas en los tres ríos -Júcar, Escalona y Albaida- considerados más peligrosos para la comarca valenciana de la Ribera, que sufriera daños valorados en decenas de miles de millones de pesetas en las inundaciones del 20 de octubre de 1982.Un dato marcará diferencias con el resto del millar de presas españolas: al margen de la actual legislación, que exige construir embalses que puedan soportar la máxima riada de 500 años, el nuevo complejo Tous-Escalona será capaz de resistir una avenida de 26.000 metros cúbicos por segundo, cuya probabilidad estadística de producirse es nula. Jamás en España se ha sufrido riada semejante. La que destruyó la presa hace 42 meses apenas fue de 9.000, y era la mayor conocida en tierras valencianas.

Las obras comenzarán posiblemente antes de fin de año, y el plazo de ejecución es de seis años. En conjunto, las presas de Tous, Escalona y Bellús están valoradas en 20.000 millones de pesetas actuales, expropiaciones aparte. Ningún núcleo habitado se sitúa en la zona de inundación de estos embalses.

Todavía no se han producido reacciones de ningún tipo en la Ribera, al ser estos datos poco conocidos. Han desaparecido, no obstante, casi todas las reticencias que entre sus habitantes despertaba la idea de la reconstrucción de Tous en las semanas posteriores a la pantanada.

La nueva presa de Tous, con una capacidad de 660 hectómetros cúbicos, y los otros dos embalses, con 90 cada uno, no garantizan que no se puedan producir inundaciones en la comarca, una de las más ricas y pobladas del País Valenciano. Pero, en palabras de Josep Carles Genovés, director de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), organismo encargado de las obras, "las posibles inundaciones serán controladas y afectarían únicamente a cultivos situados en tierras bajas y marjales cercanos al mar".

La exageración que suponen estos datos es el más claro ejemplo de lo que se ha dado en llamar síndrome de Tous, que ha ofrecido otros muchos. Pocos meses después de las inundaciones, el MOPU creó 49 plazas en el servicio de vigilancia de presas, infradotado hasta ese momento y convertido en una tarea meramente burocrática. Después llegó la pu.esta en marcha del Servicio Automatizado de Información Hidrológica para el río Júcar, una red de alerta automática que suministrará información instantánea del caudal del río. Se han estudiado, un 140 barrancos y por uno, unos riachuelos que afluyen al Júcar desde el pantano de Contreras, más de 100 kilómetros aguas arriba.

Sólo falta en este despliegue el encauzamiento del río devastador, según la traducción del nombre árabe del que deriva el actual. Pero ésta sí sería una obra faraónica y con un presupuesto insoportable. Se han realizado, no obstante, obras de refórzamiento de los márgenes y de los muros de protección existentes en buena parte del curso bajo del Júcar.

Curarse en salud

El síndrome también ha afectado a otras obras. El by-pass, tramo aún sin construir de la autopista del Mediterráneo que hará de circunvalación de Valencia, ha visto modificado su trazado en algunos puntos después de las riadas de los últimos años. Tras las inundaciones de 1982, el MOPU encargó un pormenorizado estudio hidrológico de todas las cuencas de los barrancos que había de cruzar.Consecuencia directa de este trabajo fue la corrección del proyecto en algunos puntos más sensibles a posibles inundaciones.

El estudio citado es de tal calibre que varias fuentes del MOPU y de la Consejería de Obras Públicas de la Generalitat valenciana están de acuerdo en afirmar que "sin la riada del Júcar este trabajo no se habría hecho con tanto detalle, y mucho menos hace diez años".

Pequeñas obras que han afectado a barrancos habitualmente secos tampoco han escapado a este afán de la CHJ por curarse en salud. Ingenieros de caminos encargados de proyectos de pequeños puentes se han visto obligados a redimensionarlos al alza por encargo de este organismo. Es lo que obliga a algunos profesionales del ramo a hablar de síndrome. Pero también produce inquietud entre los ingenieros funcionarios el hecho de que se hayan producido procesamientos a causa de la rotura de la presa.

Cuatro son los técnicos afectos a Tous sobre los que pesan sendas acusaciones de imprudencia con resultado de muerte. Los técnicos de la Administración empiezan a cuestionarse la firma de proyectos si no tienen un seguro de responsabilidad civil que les cubra en caso de accidente.

Los responsables valencianos de Obras Públicas, ya sea delegación ministerial o consejería, afirman no conocer ningún caso de estos, pero sí lo confirman fuentes del Colegio de Ingenieros, que aseguran que "la Administración ha tenido que recurrir a encargar proyectos a ingenieros no funcionarios".

Otras fuentes del mismo colegio afirman que "los técnicos que trabajan para el Estado tienen demasiada responsabilidad para sueldos tan bajos en relación con la empresa privada.

Ello trae consigo que si antes un jefe de servicio firmaba una veintena de proyectos al año, ahora sólo dará el visto bueno a aquéllos que pueda estudiar concienzuda y personalmente". "Esto", añaden estas fuentes, "frena la maquinaria de la Administración".

La rotura de la presa de Tous, finalmente, trajo una mayor mentalización de las autoridades y los particulares respecto a la necesidad de no abusar del medio ambiente.

Es normal encontrar en el País Valenciano barrancos en los que la mano del hombre ha instalado campos de labor, industrias o incluso viviendas, especialmente en los desarrollistas años sesenta. Después de las riadas recientes, será extraño que tales agresiones a la naturaleza se sigan produciendo.

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