El lento resurgir de la Semana Santa madrileña
Madrid, que gracias a la iniciativa de los ciudadanos y al impulso moral de Enrique Tierno y material del Ayuntamiento ha recuperado los carnavales y dado pompa a las fiestas de San Isidro, parece también dispuesto a tener su propia Semana Santa. Este año, las cofradías y hermandades que organizan las procesiones han detectado un cierto y esperanzador incremento en el número de personas que desean manifestar su fe saliendo a la calle de nazarenos, vestidos de sayo y capirote y llevando en la mano un leño en forma de cruz o un velón encendido. Son las mujeres quienes, todavía, protagonizan las procesiones madrileñas.
"El resurgir del sentimiento religioso en la juventud y el hecho de que cada día hay más gente nacida en Madrid que siente la ciudad como suya son las dos causas del auge de las celebraciones de Semana Santa", afirma Fernando Rodríguez de Ribera, presidente de la Hermandad de los Cruzados de la Fe, organizadora de la procesión del Silencio del Jueves Santo.Las cofradías de Jesús el Pobre y de Jesús de Medinaceli son las únicas que pueden presumir en Madrid de una historia de siglos. Las restantes se fundaron a principios de los años cuarenta, como una expresión más del Estado nacional católico surgido de la guerra civil. "Nosotros la creamos en 1940,, tras recomendar el patriarca Eijo Garay que se fomentaran la moralidad y la fe católicas desde algún tipo de asociaciones de fieles", manifiesta Rodríguez de Ribera.
El presidente de los Cruzados de la Fe, que tiene 73 años y se confiesa tradicionalista y monárquico ("pero no de los Borbones", puntualiza), no cree, sin embargo, que las cofradías sean agrupaciones ideológicamente homogéneas. "Por ponerle un ejemplo, en el referéndum ha habido cofrades que han votado no y otros que han votado sí y en las elecciones hay quien vota socialista. ¿Comunista? Pues no lo sé. Lo que sí puedo asegurar es que aquí no hay gente de ultraderecha".
Mandan las mujeres
Los hombres son minoría en las cofradías madrileñas. Esta circunstancia se produce pese a que algunas de estas asociaciones no han permitido sino muy recientemente que las mujeres fueran de nazarenos en las plocesiones. Por lo que a edades se refiere, los cofrades madrileños suelen ser gente muy joven o de avanzada edad, mientras que escasean los cuarentones.Las cofradías viven de las cuotas de sus socios y de las ayudas de personas o entidades. Durante el franquismo recibían también fondos públicos a través de la administración local. "Yo comprendo que ahora no se haga así", comenta Rodríguez de Ribera, "ya que en los presupuestos municipales no hay fondos para ello".
Así las cosas, las cofradías más numerosas -la de los Cruzados de la Fe cuenta con 2.500 socios y la de Jesús de Medinaceli ha llegado a movilizar en su desfile procesional a 40.000 personas, la mayoría de ellas mujeres que los primeros viernes de mes rinden culto al Cristo de la calle de Cervantes- son las que mayor número de pasos y más lujosas carrozas sacan en procesión. A ella se añade la del Jesús del Gran Poder y la Esperanza, que fue creada en 1940 por un grupo de andaluces adinerados radicados en nuestra ciudad.
El Cristo de los Toreros
En los años cincuenta y sesenta existió otra cofradía también económicamente pujante, la de los Toreros, que nació gracias al impulso del marqués de la Valdavia, el que fuera presidente de la Diputación madrileña y concejal del Ayuntamiento. En la procesión, los toreros salían con sus trajes de luces y los picadores iban sobre sus caballos tocados de su inevitable castoreño. Aunque acabó disolviéndose la cofradía, la imagen del Cristo de los Toreros que sacaban en Jueves Santo tiene su capilla en la iglesia de Jesús de Medinaceli, donde aún le reza la gente de la llamada fiesta nacional.Cada cofradía tiene sus propios colores de sayo y capirote. En las madrileñas predominan los morados, blancos y negros, aunque no faltan los tonos rojos, caso del capirote que llevan los cofrades del Divino Cautivo. Esta procesión, que sale por el barrio de Salamanca, fue fundada por un grupo de combatientes del bando nacional que, durante la guerra civil, estuvieron presos en la cárcel de General Porlier. Hoy día, muertos la mayoría de ellos, encuentra sus cofrades entre los alumnos del colegio Calasancio, que ocupa el solar de la antigua prisión.
¿Qué mueve a quienes participan en una procesión? En opinión de Rodríguez de Ribera, los que desfilan vestidos de nazarenos están motivados por un afán religioso y de penitencia, mientras que quienes asisten al paso procesional desde las aceras buscan fundamentalmente el espectáculo.
Según el presidente de los Cruzados de la Fe, entre.los nazarenos hay siempre gente famosa que hace su penitencia tras el anonimato del capirote. "Meses o años después de alguna procesión, he sabido que alguna personalidad importante había salido de nazareno en nuestra cofradía. ¿Ministros?, sí, pero no de este Gobierno".
Rivalidad
Al igual que ocurre entre las cofradías andaluzas, las madrileñas rivalizan entre sí por ver quién moviliza más fieles, qué carrozas salen mejor adornadas, qué pasos fomentan mejor la piedad de los espectadores. "Nosotros ya tenemos convocada una reunión de la directiva para el lunes, para examinar los resultados de la procesión. Imagino que los demás harán lo mismo", afirma Rodríguez de Ribera.
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