El Gobierno argentino reanuda los contactos con los sindicatos tras la huelga general

El Gobierno radical, que preside Raúl Alfonsín, y la Confederación General del Trabajo (CGT), que lidera Saúl Ubaldini, retomaron sus contactos privados como primer paso para recomponer el diálogo interrumpido y que desembocó el martes en la realización de la quinta huelga general que los sindicatos peronistas declaran en los últimos dos años. Los sindicatos, sin embargo, no han suavizado su fuerte lenguaje de ataque a la política de ajuste -días atrás modificada con una mayor liberalización- seguida por el Gobierno radical.

En un discurso ante 200.000 trabajadores concentrados en el centro de Buenos Aires, Ubaldini advirtió que con ese acto se iniciaba la primera etapa de un plan de lucha progresivo, pero también se comprometió a "apoyar a los funcionarios del Gobierno que sienten lo que el puebló siente". Su improvisado mensaje centró la dura crítica en tres de los ministros del poder ejecutivo con los que la CGT mantiene situaciones de conflicto. Atacó duramente al de Economía, Juan Sourrouille, de, quien señaló que "continúa la política de Martínez de Hoz", el superministro de la dictadura.Ubaldini recordó el pasado gremial de Hugo Barrionuevo, el actual ministro de Trabajo, que "ahora ya no siente lo que el pueblo siente", y se preguntó también "¿cuánto cuesta la campaña publicitaria que hace el Gobierno para promocionar su Seguro Nacional de Salud, que pretende reemplazar a nuestras Obras Sociales?", en referencia al proyecto presentado en el Parlamento por el ministro de Salud y Acción Social, doctor Aldo Neri.

Ayer por la tarde ya se habían cruzado entre las partes varias comunicaciones telefónicas para preparar un nuevo encuentro de los representantes del Gobierno y la CGT. La huelga de 10 horas y las movilizaciones en todo el país que se cumplieron el martes se desarrollaron sin incidentes. A pesar de la intensa campaña del Gobierno a través de todos los medios de comunicación en manos del Estado y de la acción coordinada de los militantes radicales para desalentar el paro y neutralizar las movilizaciones, la central obrera mantuvo su Poder de convocatoria.

El ministro del Interior, Antonio Troccoli, admitió que el porcentaje de absentismo en todo el país fue superior al 60%, y calculó en unas 130.000 personas la multitud reunida para escuchar a Ubaldini. Cifras oficiales que deben valorarse según las particulares características que ha tenido este paro, de sólo 10 horas de duración y con la propia central obrera garantizando el funcionamiento de los transportes urbanos.

La inactividad fue total en los cordones industriales de las grandes ciudades, en especial de Gran Buenos Aires, y, en cambio, el comercio minorista funcionó con cierta normalidad en los barrios. Las asociaciones de periodistas y los sindicatos que comprenden al personal de radio y televisión se adhirieron a la medida, pero mantuvieron los servicios mínimos. En el interior del país se destacó el alto por centaje de absentismo de la pro vincia de Córdoba. La arenga de Ubaldini fue seguida desde un palco lateral por la mayoría de los dirigentes políticos del peronismo y los líderes de todos los partidos de la izquierda. En ese lugar, los cronistas destacaron el encuentro de Lorenzo Miguel, secretario general de, la poderosa Unión Obrera Metalúrgica y de las 62 organizaciones, el brazo político del sindicalismo peronista, con Raimundo Ongaro, secretario del sindicato gráfico, que fuera perseguido por la dictadura y se exilió en España.

El discurso fue matizado esta vez con humor. Ubaldini acusó también a los funcionarios "que ahora están tomando café" de ocultarse "bajo la cama" durante la dictadura, y les advirtió que deben asumir la responsabilidad de "pagar la deuda con el pueblo antes que los intereses de la pretendida deuda externa".