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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Coro de RTVE y orquesta barcelonesa para Brahms

Orquesta Ciudad de Barcelona.Coro de RTVE.

Orquesta Nacional

Solistas: Fernando Puchol; E. Wiens y T. Krause. Obras de Brahms, Dujas, Llácer-Pla y Sibelius.

Teatro Real, 21, 22 y 23 de marzo.

Como suelen ser los suyos, Maximiano Valdés ofreció al frente de la Orquesta Nacional de España (ONE) un programa infrecuente en todo su conjunto: el poema de Paul Dukas El aprendiz de brujo fue, hace años, música casi cotidiana, pero -sin que se sepa bien por qué- desapareció del repertorio. Esos inteligentes pentagramas, que quisieron como compañía Manuel de Falla para el estreno de los Nocturnos y Joaquín Rodrigo para el del Concierto de Aranjuez, conservan su frescura y maestría. Todavía más: una peculiar sonoridad orquestal que tantos siguieron a la hora de buscar transparencia del tejido y color instrumental. Constituía estreno el Concierto para piano y orquesta escrito por Francisco Llácer-Pla por encargo de la ONE.El pensamiento, la técnica y la estética de Llácer-Pla son, no difusas, sino muy características de su generación por cuanto tienen de eclecticismo. Término que en éste, como en otros casos de contemporáneos de Llácer-Pla, significa toda una postura, quizá un modo de "pensar la música" poroso, receptivo al entorno histórico, al geográfico y al sensible.

Bien formado junto a la firmeza de un Machancoses y la inspirada apertura de criterio de Báguena-Soler, para Llácer-Pla el impresionismo cuenta como antecedente en su cadencia mediterránea, en tanto cuanto procede de la escuela vienesa sirve para organizar la estructura de cada obra. Muy bien tocado por Fernando Puchol -la nada fácil partitura- evidenció, una vez más, la solidez de una figura importante dentro de la escuela española, que además trata cada día de renovarse y renuncia sistemáticamente al camino fácil del halago. El éxito fue más de valorar por tratarse de pentagramas que exigen al oyente una actitud activa.

La quinta sinfonía de Sibelius -del que acaba de publicarse una utilísima biografía-estudio, obra de Sylvie Dernoncourt, en la colección musical de Espasa Calpe- cerró el programa del concierto de la ONE en una tónica de interesante calidad.

Positivo encuentro

No hace mucho escribimos sobre Ros Marbá con ocasión de una Salomé inolvidable. Ahora, con el Coro de RTVE, la Orquesta de Barcelona y los solistas Edith Wiens y Tom Krause nos han ofrecido el Réquiem alemán, de Brahms, en versión melódica. Sonó mucho mejor que en otras ocasiones el conjunto coral y lució la formación barcelonesa, una bella y transparente sonoridad, además de trabajar en una línea de profesionalidad digna de todo aplauso. Lo tuvo, como lo tuvieron, por su admirable labor, la soprano canadiense Wiens y el excelentísimo Tom Krause, barítono cuya fama nos exime de mayor detalle. En cuanto a Ros Marbá, entendió este Réquiem, situado a mitad de camino entre el liederismo y el sinfonismo de su autor, en cuanto encierra de intensidad y emoción dolorida.

Como siempre en Brahms, el matiz decisivo es el lirismo, mientras en Beethoven o en el luminoso Verdi prima lo dramático como algo que se vuelca sobre nosotros. Va sucediendo el Réquiem brahmsiano y nuestro espíritu parece recogerse, aconcharse, en nuestra última intimidad. Quizá apetece, cuando termina, reaccionar al uso de los germanos, sin más aplauso que un silencio libremente elegido. Una tarde plena de bellezas y un positivo encuentro del maestro y la orquesta barcelonesa con el coro madrileño.

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