Auger
La noticia de que ha sido detenido Sebastián Auger no ha suscitado en mí una satisfacción jurídica, sin duda alguna imprescindible, sino una emoción nostálgica, a la que soy mucho más propenso. Misterioso caballero don Sebastián al que vi nacer como astuto joven león del neocapitalismo opusdeísta y al que recuperé años después cuando estaba estudiando para convertirse en el lord Thompson de la Prensa predemocrática. Nos maravilló a muchos que aquella criatura de Escrivá de Balaguer no se limitara a financiar Prensa liberal, sino que se jugara los capitales propiciando Prensa de izquierda, dentro de lo que cabía en aquella Barcelona de la gauche divine.Algunos días añoro poder leer por las mañanas El Mundo Diario de Sebastián Auger y por las tardes el Tele Express de Ibáñez Escofet. En estos asuntos, sin duda, aquel tiempo pasado fue mejor. Ambos diarios eran el reflejo de la existencia de una sociedad ingenuamente democrática que reclamaba lecturas de transición, antes que la transición se pactara en las trastiendas de restaurantes o en la compleja geografía de todas las casas de las praderas donde la beautiful people, trabajaba y trabaja lampedusianamente para que algo cambie sin que nadie cambie. Pero mi benevolente nostalgia pugna una y otra vez con el enigma Auger sin conseguir descifrarlo. ¿Tenía éste rojo el corazón y en blanco el cerebro? ¿Se limitó a buscar clientela de izquierda a partir de un cálculo de mercado?
Cuando se produjo su espectacular caída empresarial y su fuga fue imposible alegrarse, porque se detectaba el principio del fin del empobrecimiento de la pluralidad informativa catalana, empobrecimiento que es hoy casi miseria. Sorprendía una vez más que una Santa Casa con tanta voluntad de futuro vinculara a empresarios tan aventureros como inseguros, aunque probablemente también fuera un aventurero el Fundador. Pero el Fundador jamás paseó en yate a Santiago Carrillo y Auger lo hizo, claro que en tiempos en los que Carrillo aún parecía un lobo de mar, el Mediterráneo aún no se había atlantizado y en política aún era posible encontrar 11.000 vírgenes. Prehistoria pura.
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