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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Desfiles de modas

A todos nos parece muy loable que el Ministerio de Industria, a través del Centro de Promoción de Diseño y Moda, y la Comunidad de Madrid, por medio del Comité de Moda, bajo la dirección de Epifanio Mayo, promocionen y ayuden económicamente a los diseñadores españoles -falta les hace-, ni mucho menos porque estos sean peores que los europeos, sino porque tanto italianos como franceses han venido recibiendo desde hace años la ayuda de sus respectivos Gobiernos. En lo que no podemos estar de acuerdo es con la organización, al menos en lo que se refiere a los desfiles de los creadores en el Museo del Ferrocarril.Dicho local, como su nombre indica, está acondicionado, o al menos intenta estarlo dentro de unos años, para eso. Hoy día más bien parece un apeadero de cualquier pueblo perdido de nuestra geografía. No cuenta con condiciones ni de infraestructura ni climatológicas para ser el lugar de concentración de cientos de personas, se supone de una sensibilidad especial y que por si fuera poco van a juzgar la de unos creadores que probablemente se han pasado semanas para intentar ofrecernos los productos más bellos de su imaginación.

El trato del personal. Hasta hoy creía que la misión de las azafatas en estos casos consistía en facilitar a la gente el rápido acomodo en sus respectivos lugares, y además hacerlo de la manera más amable. Debo admitir que estaba equivocada. Su misión es gritar, regañar y empujar a cuantas personas, según su criterio, no cumplían las normas establecidas. Se dio el caso de agresión personal a una periodista que, emulando a una modelo, nos hizo un pase mientras esperábamos el desfile de Manuel Piña (quien, en mi opinión, y sin desviarme del tema, nos ofreció la mayor calidad de diseño de cuantos presentaron su colección en esa pasarela). A dicha periodista probablemente le ocurría lo mismo que a todos, que tenía los músculos entumecidos por el frío y las corrientes de aire del local, cuyas supongo que futuras vidrieras hoy día están sustituidas por plástico negro y ofrecen una imagen que nos recuerda más un museo o galería de arte contemporáneo que una estación de ferrocarril.-

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