Lluch asegura que disminuye el número de españolas que abortan en el extranjero

El número de mujeres españolas que abortan en el extranjero ha disminuido un 10% en los últimos tres años, según informó el ministro de Sanidad, Ernest Lluch, en unas declaraciones efectuadas a la agencia Efe. En su opinión, este hecho se debe a una mayor información de las mujeres y a la implantación de los centros de planificación familiar.

La disminución de abortos practicados a mujeres españolas en el extranjero está recogida en un informe del Ministerio de Sanidad en el que se asegura que las campañas de información "comienzan a dar resultados esperanzadores". Según este informe, los abortos practicados en Holanda han aumentado ligeramente mientras que el número de españolas que aborta en Inglaterra ha disminuido.Ernest Lluch señaló que existen indicios para pensar que las mujeres españolas ya no abortan a determinadas edades, especialmente a partir de los 30, al igual que sucede en el resto de Europa.

El ministro de Sanidad, para quien la solución más deseable es la de que no se tuvieran que producir abortos, subrayó que la práctica del aborto en España en los tres supuestos amparados por la ley -malformación del feto, violación y peligro para la vida de la madre- se ha normalizado, existiendo únicamente algunos problemas en Alicante por falta de centros acondicionados.

Nuevos datos

No es de la misma opinión que el ministro de Sanidad el ginecólogo bilbaíno José Gurrea, quien ha manifestado a Efe que tan sólo cuatro mujeres de Vizcaya abortaron en España en 1985 mientras que 3.200 abortaron en el extranjero, según un estudio realizado por él mismo con datos extraídos de los centros de planificación de Bilbao y de su propia consulta.José Gurrea entiende que algunas de estas mujeres, "las menos", podrían haber abortado legalmente en España, "pero tras siete meses de aplicación de la ley se ha comprobado que ha sido un fracaso. Hoy hay menos mujeres que hace seis meses dispuestas a pasar todo el calvario legal y menos médicos dispuestos a aplicarla".

Una concepción de la ley del aborto centrada en los hospitales, unos médicos saturados de trabajo, mal pagados y sometidos a múltiples presiones sociales y una absoluta falta de reserva sobre la identidad de la mujer, son algunas de las razones que para José Gurrea han convertido a la ley en inoperante. Según el estudio, en general, las mujeres que abortan en Vizcaya son jóvenes, menores de 30 años, solteras y sin hijos, que no han sido ni violadas ni sufren ninguna enfermedad por la que su vida corra peligro, ni van a tener ningún hijo subnormal, "sino que únicamente tratan de poner remedio a un error".

El autor del estudio llega a la conclusión de que en Vizcaya y, por extensión, en toda España, las pautas de comportamiento de las mujeres que abortan se corresponden con las imperantes en Europa, excepto en Italia. La única política posible para reducir, según él, el número de interrupciones de embarazos es la información y divulgación de los métodos contraceptivos. "La contracepción", argumenta, "se va imponiendo poco a poco y ésta es la única vía efectiva de prevención del aborto. Sabemos que acabar con esta práctica es imposible pero de lo que se trata es de que disminuya".