Grecia quiere defenderse de su aliado turco
Grecia es el único país de la OTAN que quiere que la Alianza lo proteja de un aliado teórico, Turquía. Hoy, los socialistas de Andreas Papandreu, como la derecha de Karamanlis y Averof ayer, coinciden en que nada les amenaza del norte búlgaro, albanés o yugoslavo. En términos geográficos están de acuerdo con los grandes de la OTAN: el viento malo puede soplar del Este. La diferencia es que al este de Grecia está Turquía, y no la Unión Soviética.Varias veces ha criticado Andreas Papandreu "los acuerdos de tipo colonial" firmados internacionalmente por la derecha conservadora que mandó en Grecia tras la guerra civil (1946-1949). Según los sondeos, la mayoría de los griegos cree que la OTAN no les sirve.
Pero estar en equivale a ser de, y la revista ecológica de la Academia de Ciencias sueca calcula que Grecia tiene asignado por la Unión Soviética, caso de guerra, un cupo inicial de 17 ojivas nucleares.
En Grecia se discute la conveniencia de albergar en el país armas atómicas desde la conferencia de jefes de Gobierno de la OTAN en 1957. La invasión turca del Estado no alineado de Chipre en 1974 y la pasividad de la OTAN ante la crisis incrementaron el antiatlantismo griego.
Hasta entonces, con mayoría de la izquierda, casi toda Grecia era partidaria del neutralismo. El primer ministro Karamanlis, histórico de la derecha que sustituyó a los coroneles, tuvo que retirar el país del ala militar del pacto atlántico bajo la presión de las masas de derecha y de izquierda.
En 1985 ganaba las elecciones el PASOK de Andreas Papandreu, que se niega a ingresar en la Inter nacional Socialista para no tener que codearse en las reuniones con Bulent Ecevit, el hombre que ordenó la intervención en Chipre.
Aviones espía
Ganó Papandreu prometiendo varios imposibles, entre ellos la redención del país de la OTAN. Pero la verdad es que, mientras que el derechista Karamanlis tuvo a Grecia fuera del ala militar de la Alianza durante un lustro, Papandreu ha incrementado el parque de la OTAN con una nueva base de aviones espías AWACS en el mar Jónico.Pero, hasta en lo más fiero de su campaña electoral de 1981, añadía a menudo Papandreu a su promesa de salida del pacto atlántico una coletilla que a nada sonaba entonces: "Mi Gobierno nunca emprenderá pasos que pongan en peligro la seguridad del país".
Alguien parece haber convencido a Papandreu de que si se sale de la OTAN y cierra las cuatro bases de la muerte estadounidenses y la decena y media de instalaciones auxiliares, se quedaría solo ante Turquía.
Grecia es hoy un país endeudado hasta el cuello, en el que cada habitante debe a bancos e instituciones internacionales 1.400 dólares, sobrecargado por el presupuesto de defensa proporcionalmente más elevado de Europa occidental.
En 1984, Estados Unidos gastó el 6,9% de su producto nacional en defensa, y Grecia, el 6,8%, contra un 4,1%, Francia y un 5% Turquía.
Hace exactamente un año, Antonis Drosoyanis, ministro adjunto de Defensa heleno, confirmaba que su país seguiría ausente de las maniobras militares de la OTAN mientras subsistieran "puntos de roce" con Turquía.
Ahora, en cambio, se comunica que Grecia participará en el ejercicio de Estado Mayor Supply, que la Alianza desarrollará sobre supuestos en el Mediterráneo y el Atlántico en el mes de abril, aunque el talón de Aquiles griego sigue teniendo serias rozaduras con Turquía en el Egeo.
Para los griegos, este mar es suyo desde hace 3.000 años, cuando las tribus turcas andaban por los confines de China y zonas hoy soviéticas. Constantinopla, capital del Estado bizantino griego, hoy Estambul, se rendía al sultán Mehmed II el año 1453. Lo que en Bruselas son mitos es en Grecia una realidad movilizadora para la izquierda y para la derecha.
Los tratados internacionales han concedido a Grecia un aproximado 35% de las aguas del Egeo, contra un 8,8% a Turquía, debido a las 2.463 islas que Grecia tiene en ese mar, contra sólo dos Turquía. A los barcos turcos les sabe mal tener que pasar de prestado por un mar que baña sus costas.
Pero en la mentalidad del griego actual, el Egeo es un huerto de agua salina, y en las demandas turcas de aumento de jurisdicción en dicho mar ve una continuación de la campaña de Melimed II contra Constantinopla.
A diferencia de la nerviosa diplomacia griega, típica de quien se imagina acosado, la turca es más reflexiva, característica de un país en el que caben tres Españas y que medita sus pasos internacionales con la calma de una gran potencia periférica. Pero si Grecia ampliara sus aguas territoriales a 12 millas, Ankara ha prometido la guerra.
Yanis Kapsis, subsecretario griego de Exteriores especializado en temas de defensa, declaraba a EL PAÍS que "el primer ministro Papandreu lo ha dicho bien claro: la extensión de nuestras aguas territoriales dentro de los límites marcados por las leyes internacionales es una decisión que atañe exclusivamente al Gobierno griego".
Añadía Kapsis que no es una cuestión de actualidad inmediata, pero que Grecia sigue reservándose su derecho a las 12 millas. En el mar Egeo, la Unión Soviética y Turquía tienen 12 millas de jurisdicción.
Para Kapsis, sin Grecia en la OTAN, la Alianza Atlántica terminaría en las costas italianas. A la pregunta de si eso significa que no cree en la importancia de Turquía en el pacto atlántico respondió que "no hay que olvidar que Turquía no formó parte de la alianza occidental en la II Guerra Mundial, algo que hoy no preocupa a nadie, pero que prueba que ese país no tiene el papel estratégico que diferentes cerebros militares le atribuyen en muchos artículos y análisis".
Para Yanis Kapsis, Grecia es vital para la independencia yugoslava. "Sin Grecia, Yugoslavia no puede defender su independencia, necesita suministros". Aclara Kapsis que no piensa en una Yugoslavia amenazada por otros Estados: "Me refiero simplemente a sus vías de abastecimiento, no me estoy expresando en términos de guerra fría".
La retirada griega de la OTAN en 1974 y su regreso al ala militar en 1980 son contemplados como un vaivén de malas consecuencias para Atenas. En los seis años de vacío que se crearon en el Egeo, a las puertas del mar Negro, dos generales turcos se hicieron cargo de las comandancias marítima y aérea de la OTAN enel Mediterráneo suroriental.
Era aquél un mando teórico, al quedar fuera de sus competencias casi la totalidad del espacio aéreo y gran parte de sus aguas. Hasta 1974 habían entendido de la jurisdicción del Egeo dos generales estadounidenses con sendos asistentes, griego y turco, residentes en Esmirna.
Ahora, el plan Rogers de creación de dos comandancias, una griega, en Larisa, y otra turca, en Esmirna, fue paralizado por Papandreu, que sólo accederá si los turcos reconocen a Grecia dentro de la OTAN los espacios que los mapas civiles de navegación aérea y marítima le otorgan.
Cuando España ingresó en el pacto atlántico, Turquía vio llegado el momento de revisar el Tratado en su provecho, según viene pidiendo desde hace tiempo. Grecia amenazó con vetar la extensión de la Alianza si ello entrañaba una nueva cuadriculación de competencias en el Mediterráneo egeo.
Se ha acusado a la Grecia de Papandreu de filosovietismo por haberse negado a secundar el pacto atlántico en el bloqueo a Polonia tras el golpe del general Jaruzelski, en apoyar el despliegue de los euromisiles, en condenar el derribo soviético del avión surcoreano y entantos otros puntos.
Pero también el anterior Gobierno derechista de Karamanlis sorprendió a la OTAN cuando una empresa griega firmó con otra soviética un acuerdo de reparación y servicio, de buques auxiliares soviéticos desarmados en la isla de Spyros.
No faltaron tampoco en Turquía las amenazas con opciones neutralistas durante el embargo de armas que le impuso Estados Unidos tras la intervención en la isla de Chipre.
Giro neutralista
El socialdemócrata Bulent Ecevit admitió por aquel entonces la posibilidad de girar hacia el neutralismo. En 1978 preocupó en la Alianza la asistencia del entonces ministro de Exteriores a la conferencia ministerial de los no alineados en Belgrado.Ni Grecia ni Turquía dan muestras de excesivo fervor a la causa atlantista. Este último país quiere convertirse en Occidente en algo más que proveedor de soldados y tierras estratégicas.
Grecia lleva ya seis años en el Mercado Común, y Turquía espera ese premio a su militancia occidental. Es ahí donde Atenas va a romper lanzas en contra. El ministro griego encargado, de Asuntos Europeos, Teodoros Pangalos, manifesitaba a EL PAÍS que Grecia tiene serias reservas respecto a la política de derechos humanos aplicada en Turquía: "La idea turca de entrar en la Comunidad inmediatamente es absurda, porque aunque no existieran los problemas de libertad, hay evidentes cuestiones económicas y sociales, y el estar en determinada alianza militar no basta como certificado de vocación europea".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.