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Sobre la proposición de ley

La proposición de ley sobre atribuciones profesionales de los arquitectos e ingenieros técnicos ha provocado la radical oposición de los titulados superiores. El autor de este artículo explica que la oposición de los ingenieros superiores está fundamentada, entre otras razones, en las diferencias del número de años y de orientación científica de los estudios de los ingenieros y arquitectos téchicos y los de los superiores.

Ante la confusión que viene produciéndose a través de algunos medios de comunicación entre el público en general sobre la proposición de ley de futuras atribuciones de los arquitectos e ingenieros técnicos, queremos informar sobre ella a la opinión pública con el fin de que pueda tomar conciencia sobre la cuestión.1. Todo español observa, diremos que diariamente, que se pretende debilitar la unión entre profesionales y asimismo cercar a sus respectivos colegios, lo que producirá, de conseguirse, la indefensión del profesional al carecer de apoyo alguno por parte de sus entidades representativas. Incluso, y con el mismo fin, se recurre a dicho enfrentamiento entre profesionales, como lo hace la proposición de ley. Es táctica ya conocida que conduce, una vez preparada la opinión pública, a que pueda actuar como más le convenga aquel que en cada ocasión la, utilice. Esto trata asimismo de conseguir el igualitarismo, sin más, entre los diversos grados de las profesiones, olvidando tomar en consideración la formación impartida por el Estado a cada uno, lo que nos conducirá, sin remedio alguno, al tercermundismo y, como consecuencia, a que se aumente nuestro retraso técnico frente a otras naciones, de las que nos veremos obligados a importar ingenieros, al menos de grado superior.

2. ¿A dónde nos llevará el igualitarismo entre las especialidades de la ingeniería de grado superior y medio? Si un ingeniero técnico y uno superior obtienen por ley las mismas atribuciones en una determinada especialidad, deseamos hacer notar con tiempo suficiente que ocurrirá lo siguiente:

a) El ingeniero superior, que en la práctica sólo ejerce en una especialidad, verá su campo compartido con, al menos, un ingeniero técnico, quien con tres años menos de preparación tendrá sus mismas atribuciones. Se viene expresando, en defensa de ello y cuando existen tres años de diferencia entre sus respectivas formaciones, que el ingeniero superior puede ejercer en todas las especialidades. La realidad demuestra lo contrario, ya que si se quiere ser un buen profesional, se dedicará el ingeniero superior a una sola especialidad, para poder adquirir cada día más experiencia y conocimientos. Corrientemente no se produce el cambio de especialidad, como tampoco ocurre en la medicina. ¿Para qué va a estudiar el ingeniero superior seis años cuando con sólo tres alcanza el máximo de atribuciones en la especialidad que le agrada?

b) A la vista de lo expresado, si el futuro estudiante razona se decidirá por ser ingeniero técnico, que no sólo le supone tres años menos de estudio, sino que obtendrá el máximo de atribuciones en la especialidad, igual a las que hoy tiene en ella un ingeniero superior. Tal decisión, lógica y práctica, producirá un masivo descenso, por no decir total, en la matriculación en las escuelas superiores. No debemos tampoco olvidar que la titulación superior se precisa para alcanzar posteriormente el grado de doctor, necesario para la enseñanza y la investigación. La nación, como consecuencia, se verá privada de estos titulados, ingenieros superiores y doctores, quienes necesitarán, como mínimo, para conseguir el grado de doctor cinco años más sobre los tres del grado medio. ¿Quién los estudiará una vez que se ejerza en una especialidad?

3. Para poder ejercer en una especialidad en el grado superior, la que elija el estudiante, se necesitan seis años, aunque posteriormente se pueda actuar en todas las especialidades, lo que se debe a la fuerte formación básica a que se somete a estos estudiantes. En dicha especialidad, se dedican los primeros años a proporcinar la formación básica, y el resto, a profundizar en la especialidad escogida.

En la misma especialidad de la ingeniería técnica, que dura tres años, se proporciona primeramente una formación básica reducida, y el resto se dedica a la especialidad de tipo práctico.

Se puede deducir, con sólo observar las diferencias de años y de orientación científica de los estudios, que no pueden ser iguales los conocimientos de ambos en una misma especialidad. Es más profundo el conocimiento en la del titulado superior.

4. La ley de Reforma Universitaria ha señalado también la diferencia entre ambos grados. Establece para las escuelas universitarias (ingenieros y arquitectos técnicos) un primer ciclo, seguido de un segundo cielo para alcanzar el grado de ingeniero superior. La ley, que establece esta diferencia, no puede dar las mismas atribuciones a los dos cielos, ya que en este caso sobraría uno.

5. Lo que se precisa es reformar los planes de estudios de las enseñanzas técnicas, y de ellas se deducirán las atribuciones. Naturalmente que los planes de estudio futuros deberán contemplar las directrices de la Comunidad Europea (CE), pendientes de aprobación por su Consejo, y cuya propuesta puede sufrir modificaciones. Creemos que se está comenzando al revés: primero se dan atribuciones y luego se aprobarán los planes de estudios, habiéndose además marginado en el estudio de la proposición a la Universidad y a los colegios profesionales en forma oficial.

6. ¿Por qué no se espera, para fijar las futuras atribuciones, a conocer las directrices que apruebe la CE y a la reforma, en sus tres ciclos (ingeniero técnico, ingeniero superior y doctor), de las enseñanzas técnicas?

7. ¿Por qué se retrasan en la proposición las atribuciones de los arquitectos técnicos a que se promulgue la ley de Ordenación de la Edificación, y no se hace, para ser congruente, con la totalidad hasta que sea una realidad no sólo la ley de Ordenación de la Edificación, sino la de Reforma de las Enseñanzas Técnicas, en estudio por el Consejo de Universidades con un calendario establecido y la aprobación de las directrices?

8. Los conflictos que se producirán con la aprobación de la proposición serán múltiples.

a) ¿Quién fijará el titulado ingeniero técnico que sea prevalente para realizar un determinado proyecto? ¿El interesado, el profesional, su colegio profesional o la Administración? Múltiples serán los conflictos con los que se enfrentará la justicia.

b) ¿Quién dirigirá las obras o instalaciones cuando intervengan varios ingenieros técnicos? ¿El de mayor antigüedad, aquel cuyo presupuesto en el conjunto sea superior, el que su cometido presente mayor peligrosidad, cada titulado en la parte en que intervenga sin coordinación con los restantes, un ingeniero superior? ¿Cómo se fijarán las responsabilidades de cada uno? Ante la falta de claridad de la proposición esto también producirá conflictos ante los tribunales.

9. La aprobación de la proposición nos parece que está sometida a la fuerza de cada colectivo, expresada en números, para manifestarse en favor o en contra de aquélla. Vencerá el criterio que defienda la mayoría de los afectados. En este caso lo serán los arquitectos e ingenieros técnicos, sin tener en cuenta otras consideraciones.

En época anterior -lo vivimos- se resolvía al final no sólo por el número, sino porque las últimas comunicaciones a la Prensa lo fueron por los titulados de grado medio, impidiéndosenos contestarlas, interpretándose por los interesados en la cuestión que carecíamos de argumentos.

10. El secretario de formación de UGT, Juan Mazarrasa, ha expresado su respaldo al texto de la proposición en trámite, agregando que "si las presiones corporativistas" -entre cuyas corporaciones, naturalmente, considerará incluido a su colegio profesional- impiden la aprobación de la ley se creará una situación desventajosa para los arquitectos e ingenieros técnicos en relación con los países europeos. No explica las razones de las desventajas. También dijo que 11 no hay diferencias entre los ingenieros técnicos y los superiores a la hora de abordar un proyecto".

11. Queremos recoger aquí, por entender que puede ser aplicable en alguna forma a la cuestión, el pensamiento de un ilustre prelado recogido por la Prensa: "El fanatismo es irracional, soberbio, seguro de sí mismo. No admite el diálogo. Se cree poseedor de la verdad y la manipula a su capricho. Acostumbra ganar batallas en tiempos de confusión y subjetivismo".

12. Deseamos finalmente advertir que no caeremos en la trampa, frase hoy tan manida, de mantener polémica alguna, por la sencilla razón de que la perderíamos, pues, como antes hemos expresado, el final de la misma quedaría sin respuesta por nuestra parte al negársenos la publicación de réplica, con lo que el lector pensaría que nos faltan argumentos para rebatirlo, y, como consecuencia, darían la razón al finalista.

Rafael Espinosa de los Monteros es el decano del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid.

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