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Cinco años tras la pista

El 13 de mayo de 1981, a las 17.20 horas, Mehmet Alí Agca, un terrorista turco de extrema derecha, de 23 años de edad, disparó contra Juan Pablo II en la plaza de San Pedro de Roma, ante 30.000 fieles que asistían a la audiencia semanal de los miércoles.Tras la inmediata detención del Agca, se iniciaron los interrogatorios, que culminaron en un rápido proceso de sólo dos días de duración: del 20 al 22 de julio de 1981.

En agosto del mismo año, la fiscalía de Roma abrió las investigaciones y encargó el caso al juez Illario Martella. En diciembre, Agca inició una huelga de hambre y recibió la visita de agentes de los servicios secretos italianos, tras lo cual empezó a mencionar a sus colaboradores turcos -Oral Celik, Musa Sedar Celebi, Omer Bagei y Bechir Celenk-, quienes, a excepción del primero, fueron detenidos el año siguiente.

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En mayo de 1982, dos periodistas norteamericanos, Claire Sterling y Paul Henze, publicaron las declaraciones de Agca sobre la pista búlgara, que relacionaban al autor del atentado con los servicios secretos de Bulgaria y la Unión Soviética.

La detención de Sergei Antonov, antiguo jefe de escala de las líneas aéreas búlgaras en Roma, y las órdenes de detención contra otros dos búlgaros -Todor Ayvazov, jefe del departamento económico de la Embajada en Roma, y el comandante Yelio Vasilev, adjunto del agregado militar, que estaban en Sofía- tuvieron una gran repercusión en los medios de comunicación. Los búlgaros y el turco Bechir Celenk, al que Agca acusó de ser el encargado de pagarle tres millon es de marcos, lo negaron todo.

El 30 de octubre de 1984, el juez Martella entregó el sumario, de 1.200 páginas, por el que envió a juicio a los tres búlgaros cómplices de Alí Agca. En la apertura del juicio, iniciado el 27 de mayo del año siguiente, Agca, con los brazos en cruz, proclamó su divinidad.

A partir de entonces, sus declaraciones se hicieron todavía más confusas, rectificó continuamente, inventó nuevos datos, aseguró que la orden de matar al Papa partió de la Embajada de la Unión Soviética en Sofia, acusó a sus compañeros turcos de los Lobos Grises y culpó a la logia Propaganda Dos del secuestro de Ernmanuela Orlandi. El proceso, reanudado en enero, se vio complicado con la muerte de Bechir Celenk,por infarto, el pasado 14 de octubre.

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