Ludmila un torbellino de nacionalismo innovador
Ludmila Yivkova era la hija del líder, Todor. En los Balcanes no son raras las dinastías políticas. Las hay en países socialistas como Rumanía, donde la esposa y el hijo del presidente Ceaucescu son notables del sistema. Se dan también en su vertiente liberal, en países de democracia parlamentaria, como Grecia, donde el premier socialista, Andreas Papandreu, es hijo del histórico Georges, y el anterior primer ministro de derechas, Ralis, era hijo de otro prohombre heleno.Ludmila desencadenó un torbellino de nacionalismo innovador. Bulgaria llevaba decenios sintiéndose un apéndice de la madre Rusia. Ludmila, sin dejar de afirmar que "los búlgaros son gente que habla búlgaro y además ruso", montó en 1981 el 1.3002 aniversario de la fundación del Estado búlgaro, que, según este cálculo, sería el más antiguo de los países eslavos. Un derrame cerebral, consecuencia de un accidente de automóvil, le impidió presenciar la apoteosis, con asistencia de delegaciones de todo el mundo y boicoteo de la vecina Yugoslavia. En círculos occidentales se llegó a hablar de una oscura conspiración para eliminar a la hija del líder búlgaro. Fuentes de Sofia señalan que Ludmila desoyó los consejos de los médicos, tras el accidente, que le recomendaron una interrupción de su febril actividad.Ludmila se confesaba influida por los murales mexicanos y la cultura de la India, país que conocía bien. Era amiga de Vanga, la adivina búlgara de inexplicables poderes parapsicológicos, según algunos científicos. Según una vieja tradición, cuando los búlgaros paganos construían un castillo, proyectaban sobre los cimientos la sombra de una mujer joven para que las murallas tuvieran fortaleza. Dicen en Sofia que la silueta de Ludmila infundió vigor al bastión de su padre, más preocupado por la resistencia de la piedra que por su forma.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.