Facturar
Escribir en España es facturar. Lo que pasa es que, como los escritores españoles suelen ser tipos de letras, facturar y llorar viene a ser lo mismo. Antes del IVA se lloraba en el instante de redactar prosas y versos patéticos, y ahora se solloza en el momento de extender facturas para cobrar los patetismos. Por ese lado, la aplicación del impuesto a este oficio no ha logrado descalabrar el diagnóstico patrio del patrón Larra. Critican la aplicación del galimático IVA a escritores y articulistas como una catástrofe para las letras nacionales, pero no mencionan el lado guapo del impuesto. Admito que no es muy atractivo, eso de extender facturas, numerarlas, sumarlas y pegarlas a esos librotes de cuentas encuadernados en rojo y de página rayada que por bemoles hay que tener, y tener al día. Pero que no nos oculten las ventajas. De entrada, la obra del artista se multiplicará. Por cada libro editado de recopilación de artículos ya publicados en la Prensa te saldrán, por lo menos, media docena de libros de cuentas. Y anima mucho eso de contemplar en la estantería de tus imposibles obras completas tanto espacio repleto. Por otra parte, no veo yo excesiva diferencia entre encuadernar artículos y encuadernar sus correspondientes facturas. Además, esos volúmenes que el IVA exige facilitarán mucho la siempre ingrata tarea de los hispanistas del futuro en el momento de redactar las célebres tesinas. Encontrarán los hispanistas más datos de interés sobre la vida y milagros del genio en los libros de recopilación de facturas que en los libros de recopilación de cosas publicadas, archisabidas o pelmazas. Los textos literarios suelen maquillar interesadamente la personalidad de su autor, pero las facturas jamás mienten. Me fío más de los inspectores de Hacienda que de los críticos literarios. Sin hablar de las astronómicas cotizaciones que alcanzarán algunos libros del IVA en las librerías de viejo. Mejorará sensiblemente, por último, nuestro atormentado estilo literario. Alguien que es capaz de extender facturas con precisión del 12% estará capacitado para enfrentarse a cualquier clase de narración. Incluso a la todavía inédita narración del presente.