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El paseo de la Castellana recuperó su protagonismo como itinerario del desfile de carnaval

La glorieta de Emilio Castelar se convirtió ayer en una animada línea de salida para miles de personas disfrazadas de luchadores, generales norteamericanos, brasileños, magos, griegos antiguos, tubos de pintura, barquilleros, dioses mitológicos, hadas, brujas y un sinfín de formas y personajes producto de la imaginación. A las siete de la tarde comenzó el desfile de las más de 30 carrozas -entre ellas, la diseñada por Eduardo Úrculo para la musa- y de las decenas de charangas y comparsas, que recorrieron, como en 1905, el paseo de la Castellana, que recuperaba así su carácter de itinerario tradicional.

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La parte central del paseo de la Castellana quedó cerrada al tráfico sobre las cinco de la tarde, entre las plazas de Emilio Castelar y Lima, con objeto de permitir el estacionamiento de las carrozas tanto municipales como de entidades privadas. Allí se fueron reuniendo plataformas móviles con dragones, personajes de Disneylandia, gigantes, esfinges y dioses mitológicos que representaban temas de actualidad, tales como la política española, el rapto de Europa, la Conferencia Episcopal, la Comunidad Europea, el IVA, la OTAN, el cometa Halley o el descubrimiento de América, entre otros.A lo largo de más de dos horas, el desfile recorrió el tramo entre Emilio Castelar y Cibeles, entre las exclamaciones y los aplausos de los espectadores y las invitaciones a sangría y algún que otro garrotazo o escobazo cariñoso por parte de los participantes. El público prestó una atención especial a la carroza municipal de la musa del carnaval, que desfiló tras el escuadrón de la Policía Municipal y la banda de cornetas y tambores de este cuerpo, el colectivo Artimaña y grupo de teatro Gusarapo y lacarroza municipal Dragón. En la carroza diseñada por Eduardo Úrculo, Victoria Vera, con un vestido, diseñado por el mismo artista, iba sentada sobre un diablo de grandes dimensiones, rodeada de animales mitológicos, tales como dos unicornios.

Fuentes municipales no descartaron la idea de que se solicite al constructor la cesión de alguna de las figuras de la carroza para conservarla como si de un ninot de los carnavales se tratase.

Entre las comparsas asistentes, las más numerosas fueron las de la Escola de Samba Casa do Brasil, formada por 500 niños y damas antiguas, 100 payasos y 300 personas que representaban al pueblo, que marcharon al son de trompetas, trombones e instrumentos de percusión, y la que, bajo el nombre de Asociación de Ausentes por la Amistad, estaba formada por 1.200 miembros pertenecientes a una peña de la localidad de Villacañas, Toledo.

Por la mañana se celebró el típico concurso de chacotas, cuchufletas y chirigotas, y a lo largo del desfile fueron elegidas las mejores carrozas y comparsas.

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