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Juan Pablo II rememora la tragedia de Bhopal como una secuela del progreso humano

Juan Arias

Juan Pablo II recordó ayer, en la misa que celebró en Mangalore, sobre el mar de Omán, a los 2.500 muertos por la fuga de gas en una fábrica química de la empresa norteamericana Union Carbide en Bhopal, al sur de Nueva Delbi, hace 14 meses. El papa Wojtyla dijo, ante casi 400.000 congregados, que se trataba de "víctimas de la tragedia que acompaña a veces los esfuerzos del progreso humano". Tras la misa, Juan Pablo II oró para que llueva en esa región, gravemente afectada por la sequía.

La Unión de Estudiantes Progresistas (USP) de Goa no está, sin embargo, de acuerdo con esta explicación. Dicho grupo presentó ayer un comunicado contra las multinacionales que implantan o quieren implantar en este paraíso natural de Goa aquellas fábricas químicas de productos tóxicos que nadie quiere en Occidente. En él protestan también porque las grandes compañías turísticas internacionales han escogido la bella ciudad de Goa, con sus playas espléndidas, como parada forzosa de los charter de lujo, camino de Malasia en busca de placeres prohibidos. Los estudiantes dicen que esto ha hecho ya aumentar la prostitución en la ciudad.Juan Pablo II llegó a Mangalore procedente de Goa, donde a primera hora de la mañana había oficiado otra misa en el estuario del río Mandovi, ante cerca de 300.000 personas y la mirada atónita de los turistas que navegaban por el mar de Bengala y se encontraron con un espectáculo no previsto en el programa. Los turistas, en traje de baño, saludaban agitando los brazos. Algunos se pusieron de pie e hicieron el signo de la cruz; otros pusieron las manos juntas delante de la frente, que es el gesto de oración de los hinduistas.

Hacía un calor de verano. El Papa sudaba, y un periodista polaco comentó graciosamente: "Estoy seguro de que Juan Pablo II, al ver el barco de turistas, habrá pensado: '¡Qué lástima no poder estar con ellos!".

A la misa asistió el alcalde de Goa, un sij que había visitado anteriormente Roma para presentar al Papa un libro que ha escrito sobre Jesús: El hombre que no muere nunca. Intentó convencer al Papa para que fuera a comer a su casa, algo que Juan Pablo II no hace nunca con las autoridades civiles. El alcalde alegó que él era también "el jefe religioso de la comunidad sij de Goa", pero el Papa no cedió en su regla férrea de no comer nunca fuera de la nunciatura o del obispado.

En el altar había sido levantada una cruz monumental de madera de 10 metros de altura, que recordaba las viejas misiones de los tiempos de la conquista.

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Sincretismo hinduista

El alcalde entregó al Papa las llaves de la ciudad en plata y un pergamino firmado por representantes de las comunidades católica, musulmana e hinduista. Los hinduistas, que tienen una gran capacidad de asimilación sincretista, se han adaptado al catolicismo y han construido un templo a uno de sus dioses, en el que pueden verse juntos un nicho iluminado con la estatua de san Francisco Javier y un dios hindú.El propio Papa, ayer por la tarde, mientras visitaba la tumba de san Francisco Javier en la basílica del Buen Jesús, dijo con humor que los católicos deben aprender de los gurus o maestros de espiritualidad hinduistas, quienes "a veces conocen la Biblia mejor que muchos católicos".

Las autoridades vaticanas que acompañan a Juan Pablo II se han dado cuenta de un detalle gracioso: al parecer, muchos de los hinduistas que asisten a las misas del Papa acuden también tranquilamente a comulgar junto con los católicos. No está permitido por la liturgia católica, pero es prácticamente imposible impedirlo. Sobre todo porque para el hinduismo no es un problema participar en los ritos de otras religiones, ya que ellos no tienen dogmas rígidos y aceptan también las ideas de los demás con gran espíritu de tolerancia.

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