Marcos, mantener el régimen
El presidente Ferdinand Marcos, de 68 años de edad, basándose en el apoyo del Kilusang Bagong Lipunan (KBL, Movimiento para la Nueva Sociedad), ha llevado a cabo una campaña electoral prácticamente sin programa, con estilo autoritario y con inauguraciones de obras públicas, precipitadas rebajas de impuestos, caídas de precios y firmas de decretos en casi cada uno de los grandes actos electorales. Marcos pretende perpetuar su presencia en el poder, dándole un barniz democrático con las elecciones.En política interior, Marcos promete acabar su obra con una reactivación económica, el estímulo a la inversión exterior y la potenciación de la economía de libre mercado. En relaciones exteriores garantiza el mantenimiento de las bases militares, aun cuando repite periódicamente la necesidad de renegociar los términos de los acuerdos entre Filipinas y Estados Unidos, según aumente o no la presión de Washington a favor del cambio.
Como punto central de la campaña de Marcos figura la lucha contra la guerrilla comunista del Nuevo Ejército Popular, con la que promete acabar en menos de un año gracias a la modernización y reforma de las fuerzas armadas. Para después de su reelección ofrece un profundo cambio de Gabinete, así como la revisión de sus poderes especiales, que le permiten detener o encarcelar a sus oponentes políticos.
La delicada salud del presidente Marcos, afectado por una dolencia renal irreversible, es uno de los factores que suscita entre sus partidarios mayores incertidumbres.
Como alternativa de poder, dentro de los esquemas tradicionales, Marcos presenta un vicepresidente, Arturo Tolentino, de 75 años de edad, considerado un liberal dentro de las filas del KBL. Constitucionalmente, Tolentino, ex ministro de Asuntos Exteriores, caracterizado por sus críticas a la gestión de Marcos, sería su sustituto en caso de incapacidad o muerte del presidente.
