Joaquín Almunia aboga por la flexibilidad laboral para crear empleo

El ministro de Trabajo, Joaquín Almunia, afirmó ayer en una conferencia pronunciada en el club Siglo XXI que no parecía que la reducción de jornada -"especialmente intensa en los últimos 10 años"- hubiera tenido resultados positivos en la creación de empleo. Almunia, en su intervención, defendió la flexibilidad laboral en su sentido más amplio como fórmula para atajar el paro.El ministro destacó que en España este debate había sido "muy pobre y alicorto" e instó a trabajadores y empresas a profundizar en la flexibilidad y movilidad en la negociación colectiva. Su discurso, con el título de Trabajar en Europa, estuvo dedicada en su mayor parte a analizar estas ideas. Y puso tres ejemplos de cómo una mayor flexibilidad laboral termina redundando en empleo. El primero de los ejemplos del ministro fue el de la nueva normativa sobre contratación -temporal, a tiempo parcial, prácticas y formación, etcétera-: "A lo largo de l985", dijo, "el número de nuevos contratos ha aumentado en un 115% respecto a l984".

En segundo lugar destacó los efectos del decreto sobre liberalización de horarios comerciales. "Aunque aún no hay un balance riguroso, tanto los datos de paro registrado en comercio como las primeras opiniones recogidas en el sector indican que se ha producido un aumento en el empleo". Como tercer ejemplo -en este caso negativo- puso la reducción de jornada, que no se había traducido en un aumento del empleo.

Para apoyar estas tesis el ministro sacó a colación una encuesta realizada en los países de la Comunidad Europea (CE), "cuyos resultados confirman que la mayoría de los trabajadores europeos es favorable a una organización más flexible del trabajo y a una individualización de los salarios según el rendimiento personal". Almunia destacó que las empresas piden mayor flexibilidad, pero que los trabajadores no son hostiles a ello y que cuando se ve amenazado el puesto de trabajo los asalariados son incluso favorables a una flexibilidad de las remuneraciones. En el caso de los parados esta predisposición es todavía mayor.

El ministro se mostró tan en contra de los que utilizan el término de la flexibilidad como si fuera un ataque a la clase obrera como de aquellos otros que sólo lo entienden como sinónimo de desprotección social y despido.

Sin milagros

Joaquín Almunia advirtió, no obstante, que nadie debía esperar "resultados asombrosos ni curaciones instantáneas", y habló de la "amarga brecha de los socialistas españoles entre sus objetivos de empleo y la evolución del paro en los últimos tres años". Esta experiencia "debe servir de vacuna contra el levantamiento de cualquier esperanza, venga de quien venga".La necesidad de seguir las corrientes europeas en este sentido quedó reflejada en sus palabras, al afirmar que "en Europa se trabaja más, de un modo más eficiente, se dispone de mejor cualificación para el trabajo, se cobra más por el trabajo". De España dijo que era un país "donde el trabajo es un recurso natural abundante, por lo que no podemos resignarnos al drama social y al despilfarro de recursos que se ha venido produciendo, primero por la emigración y el subempleo y a partir de 1970 con el vertiginoso aumento del paro".

El ministro de Trabajo volvió a defender la política de concertación, aunque señalara que la integración española en la CE suponía estrechar aún más los márgenes económicos del Gobierno en las negociaciones con los interlocutores sociales.