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LA JURA DEL PRÍNCIPE DE ASTURIAS

Cumpleaños feliz

Cuando el Príncipe heredero acababa de presenciar el desfile de unidades armadas representativa de los tres ejércitos y terminaba así la ceremonia parlamentaria de acatamiento de la Constitución ante los representantes del pueblo, se vio sorprendido por una expresión de simpatía popular. Algunas decenas de personas, entre los varios centenares que se habían congregado en las proximidades del Congreso de los Diputados, le cantaron la tonadilla "cumpleaños feliz".La familia real llegó al Parlamento a las once en punto de la mañana, escoltada por el Escuadrón de Lanceros de la Guardia Real. Poco después de entrar en el Palacio del Congreso por la puerta principal, y en una de las primeras conversaciones informales que mantuvo con los principales representantes de la Cámara, don Juan Carlos se percató de que no llevaba la medalla-collar del Congreso de los Diputados. El Rey le pidió prestada la suya al secretario general de la Cámara, el letrado Luis Cazorla, y se la puso, sin dilación y con toda naturalidad, en el propio salón de los pasos perdidos ante la mirada sonriente de algunos testigos. Cuando, terminada la ceremonia parlamentaria, el Rey se disponía a abandonar el palacio, le hizo al letrado gestos expresivos de que más tarde le devolvería la medalla. El propio Monarca reveló, risueño, su olvido a la esposa del secretario general del Congreso cuando le fue presentada.

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Intenso frío

Pese a que no había sido instalado en el exterior del Congreso ningún servicio de megafonía que permitiera al público congregado en la carrera de San Jerónimo seguir la ceremonia de la jura, varios centenares de personas aguardaron durante más de media hora, con un frío intenso (a una temperatura de cinco grados centígrados), para volver a ver a la familia real y a los más altos representantes de las principales instituciones del Estado. Durante la mayor parte del recorrido de la comitiva regia, desde el palacio Real hasta el del Congreso, numerosas personas se estacionaron en las aceras para aplaudir a los Reyes.A primera hora de la mañana, y cuando faltaba media hora para el comienzo de la ceremonia oficial, varias decenas de periodistas tuvieron que guardar cola en la calle, en algunos casos hasta cerca de una hora, para superar los trámites de control de acceso a la Cámara. El gabinete de prensa del Congreso aseguró tener disponible desde hace varios días las credenciales periodísticas.

El presidente del Gobierno declaró, al término de la jura del Príncipe de Asturias, que dicha ceremonia significa la legitimación de la continuidad de la Monarquía parlamentaria. El presidente del Gobierno vasco, José Antonio Ardanza, manifestó que "el acto es una garantía de futuro y una seguridad en las instituciones del país", y el presidente de la Generalítat lo consideró de "gran trascendencia".

El ex presidente Adolfo Suárez, al salir del palacio Real, tras la recepción de los Reyes, dijo que la jornada había tenido una enorme significación constitucional y democrática y comentó que, de haberse estimulado la presencia popular, "las calles hubieran estado abarrotadas y la gente se hubiese volcado con el Príncipe".

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